Brasil es curvas, es color, es escala grande, es sofisticación junto a tradición.
Y Ruy Ohtake, su creador, hijo de la escultora japonesa Tomie Ohtake, ganador de varios premios Internacionales y referencia absoluta en el panorama creativo de Brasil, supo interpretar eso y convertirlo en una mega escultura habitable, ya icónica en el paisaje paulista, desde el año 2002, con un carácter y presencia como pocos edificios en el mundo.
La herencia familiar artística del arquitecto debe haber influído sin dudas en su estilo que plasma en edificios curvilíneos y lúdicos, pero sólidos y con carácter singulares. Su amistad con la familia propietaria del hotel, (que no pertenece a ninguna cadena internacional) hace que justamente los resultados sean tanto espaciales como de servicio logren una ecuación de excelencia poco habitual.
La intención fue justamente reunir una constelación de profesionales que hicieran algo simbólico que trascendiera conceptos habituales: a Ohtake lo complementan Victor Foroni en Ingeniería, (responsable entre otros de la implementación de las ventanas circulares, los volados desafiantes y la fachada de cobre) , Emmanuel Bassoleil en gastronomía o Ingeniería, Joao Armentano acompañó en la ambientación, Gilberto elkis en el paisajismo (responsable además, de la piscina superior de 25mts, que con su tinte rojo uno olvida que puede parecer una escena de CSI pero nos quedamos dentro del aura que le gano en el 2004, el merecido premio a mejor piscina de la revista Wallpaper.
El hotel se encuentra emplazado en un barrio de consultorios profesionales y hoteles, muy cerca del Parque de Ibirapuera y del downtown de la ciudad, lo cual garantiza espléndidas vistas desde su rooftop, y cercanía de desplazamientos a puntos estratégicos.
Ya la ruptura a nivel urbano en cuanto a escala, forma, retiros de la cuadrcula estandard del barrio es cosa seria. No hay cm2 que no esté cuidadosamente pensado al detalle: su entorno minimalista, con cambios de pavimentos graníticos o rajas curvilíneas de agua, sus apoyos visualmente mínimos para un volumen de media luna descomunal, su puerta de acceso ya anuncian un universo interior fuera de cualquier estandard.
El hall recibe con una puerta de 7,5mts de altura hecha en fibra de carbono, adentro, una envolvente vidriada del lobby, garantiza luminosidad extrema, las áreas generosas, permiten una transparencia tanto nocturna como diurna que tampoco es habitual en el sector contract.
Hay detalles decorativos como unos ángeles en «The Wall Bar» de la escuela de Alejaidinho custodiando el bar desde la doble altura, o poltronas de los Hnos Campana o Alessandro Mendini, aseguran un equilibrio entre el arte contemporáneo y tradiciones más barrocas brasileras.
Las habitaciones (90) más suites especiales, lógicamente siguen la línea geométrica imperante y en sus extremos generan espacios originales que están ambientados austeros y modernos, cálidos y despojados: vidrios, aceros, y maderas locales son la materia prima, en función generalmente de grandes aberturas circulares que inundan de luz cada espacio.
Para los deportistas el área de fitness está equipada con equipos Technogym de última generación, piscinas con toboganes desde las duchas, un entorno de colores vibrantes como para dar más power a quien lo use diariamente.
Pero el factor asombro se potencia en el rooftop: El restaurante Skye (debe su nombre a la vocalista del grupo Morcheeba de la cual el propietario es fan) con deck exterior y piscina con vistas 180º al parque circundante, el skyline de edificios de la ciudad y el cielo infinito…no debe haber experiencias que superen por mucho el estar en un atardecer de verano tomando algo en esa piscina, que revestida en rojo e iluminada contrastan con el cielo …y con el formato habitual de cualquier idea de piscina en las alturas.
Tanto de día como de noche las vistas y ambientación son abrumadoras
(Gracias! Renan Pirassol, Depto. Marketing en hotel Unique)
IMPRESIONANTE!