Carolina Palombo Píriz es una arquitecta y diseñadora industrial uruguaya que viene escalando en visibilidad no solo nacional sino internacional debido a su trabajo, en el marco de presentaciones de Uruguay en ferias como Design Junction, o premios como el A’Design Award & Competition.
Su estudio se mueve principalmente en la pequeña escala, la vivienda unifamiliar, los espacios interiores, el mobiliario y los objetos de uso diario.
Conversamos con ella acerca de su evolución y mirada sobre el avance del diseño y sus protagonistas.
_ ¿Dónde naciste y cómo fue tu trayectoria de formación e inicios en la profesión?
Nací en 1978 y disfruté mi niñez y adolescencia en La Blanqueada y las vacaciones en Salinas. Soy la segunda de tres hermanos, y desde siempre la unión familiar fue lo más importante que mis padres nos enseñaron. Fui al colegio Santa María de los Maristas, y luego al Juan XXIII. Estudié arquitectura en la Udelar y la carrera de Diseño Industrial en el CDI, (Centro de Diseño Industrial), que por aquel entonces funcionaba en lo que fue la cárcel, en la calle Miguelete.
Desde niña me volqué a lo artesanal y fui autodidacta, siempre desde lo artístico. Mi manera de jugar con las muñecas de escala era fabricándoles los muebles, que los hacía en madera balsa con la ayuda de mi hermano mayor. Mi pasión por lo artesanal lo heredé de mi madre y mi abuelo materno. Soy madre de tres niños, de 10, 7 y 5 años.
_ ¿Qué viajes te han marcado?
Son muchísimos los viajes que tengo en mi memoria, la mayoría disfrutados en familia. Gracias a mi padre, desarrollé un enorme amor, respeto hacia nuestro país y desde chica crecí con la decisión de permanecer en Uruguay, pero con la mirada hacia afuera.
_ ¿Cómo surge tu estudio profesional y cómo está conformado?
El estudio se forma en 2007. Aún sin recibirme, trabajaba para el estudio de los arquitectos Carlos Ponce de León y Carlos Ott en Zonamérica. Luego de 5 años junto a ellos, decidí independizarme formalmente. No fue un camino sencillo, pero poco a poco fui ganando la confianza de mis clientes, y sus recomendaciones fueron la clave para seguir. Reciclajes de viviendas, locales comerciales y oficinas, fueron los programas que más atendía el estudio en sus comienzos. En ese entonces, el diseño industrial lo aplicaba cuando algún mueble o luminaria era requerido
Por el momento me asocio a algún colega, tanto de arquitectura como de diseño, según lo que implique el trabajo. Cuento con un equipo de técnicos para el trabajo de obra, fabricación e instalación.
_ ¿Cómo es tu vinculación con el CDU?
A la CDU ingresé enseguida que surgió. Ha sido un apoyo importante en la trayectoria del estudio. La vinculación con otros pares hace que se tenga más fuerza en todo sentido.
_ ¿Comenzaste a participar en eventos en colectivo o hiciste algo por tu cuenta previo?
Al poco tiempo de independizarme profesionalmente, me volqué hacia el diseño y fabricación de espacios para niños. Bastante influenciada por mi nuevo rol de madre. Diseñé casas y áreas de juegos para niños. Con este emprendimiento, participé en ferias que derivaron en nuevos clientes, no sólo para el diseño infantil sino también para reciclajes de centros educativos preescolares.
_ Siguiendo la ruta de varios diseñadores locales, has vendido licencias en Brasil también, ¿cómo ha sido esa experiencia?
En Brasil estoy vendiendo licencias desde el año pasado para la tienda Tok&Stok y el producto en cuestión es el set de mesas “Loop” que presenté en la Designjunction de Londres el año pasado.
_ ¿Cómo es pasar de vender producto terminado a gestionar las licencias?
Son dos cosas totalmente diferentes. La última quizás sea la tarea más sencilla, ya que una vez que el producto es diseñado, prototipado y corregido, la fábrica se encarga de su producción y el estudio cobra un porcentaje de ella. Vender el producto tiene una serie de implicancias que el estudio desconocía inicialmente en términos comerciales, financieros y para el caso de la exportación, arancelarios y logísticos. Lo que resalto de esta última modalidad, es la tranquilidad de poder hacer el seguimiento a la fabricación. Poder estar en todos los detalles según cada etapa de producción, la satisfacción final de tener el producto terminado de acuerdo a los parámetros de calidad que uno se impone y saber que también están a la altura de los de los clientes.
_ ¿Cómo fue tu evolución o camino personal o colectivo hasta llegar a Londres?
Hubo toda una etapa del colectivo en la que yo no participé en el comienzo del proceso en Brasil, porque estaba aún trabajando 100% de arquitecta empleada y porque tuve a mis hijos. Con el nacimiento de mi segunda hija, y la decisión de abrir mi camino independiente, ordené la línea de hacia dónde quería ir profesionalmente. El esfuerzo que implicó estudiar dos carreras al mismo tiempo, resultó un valor agregado y de alguna manera definió dos campos de acción bien diferenciados y al mismo tiempo complementarios. Siempre bajo la pequeña y mediana escala, la arquitectura siguió su rumbo, y para el diseño industrial quería llegar a un objetivo más concreto. Muchos colegas ya habían abierto un camino en el mundo de diseño de muebles y objetos de hogar, área a la que me sentía atraída desde siempre por lo que decidí comenzar aplicando para un concurso de diseño en Italia. Con el producto que presenté, tuve un premio y eso fue el motivo decisivo para presentarme a la segunda convocatoria para participar en el evento en Londres. Eso fue en el 2017.
_ ¿Cómo ha sido el apoyo del gobierno en ese camino?
Desde el comienzo de la internacionalización, el apoyo de Uruguay XXI fue definitivo para empezar y continuar el proceso de alcanzar otros territorios. Gracias a Uruguay XXI, el estudio contó con la posibilidad de mostrar sus productos en Europa, establecer vínculos con fábricas en Portugal, vender en el Reino Unido y proyectarse a ampliar el rango de acción hacia otros países como Francia, Italia y Estados Unidos. Andrea Damico ha sido sostén y motor en todo ese proceso, alentando al estudio a presentar el plan de internacionalización a la plataforma de Uruguay XXI y en cada viaje logra conexiones y vínculos que fortalecen al proceso de internacionalización.
_ ¿Cómo se da la interacción en ese contexto competitivo con otros diseñadores? ¿Hay egos, diferencias o alineación de criterios?
Si bien somos competencia, la sinergia que hay entre todos es necesaria para todos y por ende alimentada y cuidada por todos. No se hubiera conseguido nada si la interacción y el colectivo no existiera.
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Mostrar el diseño uruguayo afuera, cobra fuerza porque somos varios.
Existen alineación de criterios, se hacen colaboraciones entre los estudios y se diseñan colecciones para firmas extranjeras entre varios estudios.
El Uruguay es pequeño, compartimos experiencias, proveedores y técnicos, y trabajamos en equipo para que cada estudio destaque por sus propios méritos.
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_ ¿Cómo manejás la gestión y canales de ventas a nivel local de tu estudio?
Recién este año el estudio se está organizando para realizar la producción local y está haciendo un plan de ventas tanto a nivel nacional como internacional. Locales establecidos es la modalidad local, así como también la venta directa a través de su página web y redes sociales. A nivel internacional, manejamos dos opciones: retail (para generar visibilidad) y contract (para lograr volumen de venta).
_ ¿Qué resultados concretos vas apreciando en cuanto a la gestión internacional?, ¿Anécdotas?
En abril pasado viajamos a Portugal para hacer un relevamiento de fábricas y talleres. El fin era para que la fabricación de los productos y muebles se hiciera en Europa y de esta manera optimizar el proceso logístico y económico. Con la colección de luminarias “Lumbro” que presenté este año, un especificador me preguntó dónde hacía la producción. Como para demostrar tener todo organizado, enseguida comenté que si bien el prototipo había sido hecho en Uruguay, la producción probablemente se hiciera en Portugal. Grande fue mi sorpresa cuando su respuesta fue: “mira, acá está todo hecho en Portugal, si tú me dices que tu producto se hace en Uruguay, le darás un valor que de otra manera no alcanzaría”. Con esto, y sin descartar la producción en el norte, el estudio rearmó su línea de acción, y está armando una red de fabricación específica para sus productos.
_ ¿Cómo es la evaluación de estas ediciones de Londres y qué te exige a ti como diseñadora?
No es un camino sencillo ni mucho menos lineal o rápido. Es la tercera vez que el estudio sale al exterior, y con cada viaje se nota la experiencia de la vez anterior. Este año en particular fue muy exitoso, el producto que se exhibió recogió mucha aceptación y gustó mucho. Desde la previa a la exhibición se coordinaron varias reuniones con clientes y especificadores. Y de esa manera, este año, el viaje tomó otro formato mucho más cuidado y profesional. Las exigencias como diseñadora son altas. Implica un proceso que empieza a principios de año, tiene un punto intermedio en setiembre con la exhibición y posteriormente todo lo que implica poner al producto en el circuito comercial. Los tiempos que maneja Europa no son los mismos que Uruguay. Como uruguaya tengo que cambiar el chip y agilizar todo, inclusive el pensar. Todo el trabajo de PR con el que apoya Uruguay XXI, no sirve de nada, si no se tiene el producto terminado para junio, inclusive con el trabajo de fotografía realizado. El año pasado el estudio llegó en tiempo y forma, logrando aprovechar cada publicación realizada. Este año, el producto estuvo pronto una semana antes de viajar, por lo que no llegó al trabajo fotográfico y por lo tanto quedó excluido de aparecer en las publicaciones.
_ ¿En qué proyectos estás trabajando ahora?
En el área de arquitectura, el estudio está con reciclajes, obras pequeñas y un proyecto de viviendas para Ciudad de la Costa. En el área de diseño industrial, se está por comenzar la producción de “Lumbro”, se aplicó para el proceso de internacionalización a través de la plataforma de Uruguay XXI, y ya hay locales confirmados para la venta de las luminarias a nivel nacional.