Warnes
Llegar a una calle en Villa Crespo, encontrar una fachada industrial, tocar un timbre, ingresar por un portón de chapa, encontrar una planta baja vacía en semipenumbras, ver al final de esa planta un punto de luz y de color, caminar hacia ese lugar iluminado, ver la escalera, subir, atravesar un pasaje textil y llegar. Disfrutar.
El punto de partida
El edificio: un galpón de hormigón donde funcionaba una antigua tornería en un área aún semi-industrial de la ciudad de Buenos Aires. Visitar el lugar por primera vez y comprender de inmediato el espíritu de ese espacio crudo: el proyecto debía dejar toda la caja preexistente intacta, y concentrarse en elementos exentos de paleta sensual y sofisticada. La atmósfera del espacio debía ser exactamente ese contraste.
El concepto
Entender el recorrido desde la calle hasta la mesa como el paso inicial para entrar en el clima de lo que sería a continuación la experiencia del comer, beber y relajarse. El lugar debía invitar al comensal a quedarse horas disfrutando. Ese había sido un pedido expreso del cliente.
El desarrollo del proyecto
El desarrollo del proyecto se enfocó en una cantidad acotada de temas esenciales que guiarían todas las decisiones futuras:
La Sucesión de Pórticos de Hormigón. 7 vigas consecutivas delimitaban 8 módulos espaciales sucesivos, paralelos al ventanal industrial de la fachada. Ese ritmo y esa repetición se respetaron como ordenador de todo el layout.
Los Telones. La caja se mantuvo intacta sin particiones internas. Los límites se generaron a partir de una serie de telones de pana de los 4.50m de altura interior: El ¨caracol¨ curvo interludio entre la escalera y el salón, y dos telones planos paralelos a las vigas, que permiten distintos escenarios de continuidad espacial, o espacios privados.
La Barra monolítica. De mármol verde oriental de 17m de largo, oficia de único límite entre espacio de cocina y espacio de sentado. Ambos espacios se vuelven teatrales desde la visión a un lado y otro de la barra. Comensales y cocineros como una danza.
Los Refugios: las Mesas. Pensadas como espacios puntuales, las mesas circulares rodeadas de sillas y sillones envolventes de pana o cuero, funcionan como micromundos acabados dentro de la caja arquitectónica vacía.
La iluminación. Protagonista y hacedora de la atmósfera de este proyecto, la iluminación fue proyectada magistralmente por Ruben Amsel. Concentra la mirada en los microespacios de las mesas circulares, la saturación de color tono sobre tono sobre los telones de pana, y los efectos intrigantes sobre la losa de hormigón visto.
La Paleta Material. Panas, piedras, bronces, y cueros. Rosas, petróleos, verdes, y grises desaturados. Contrastes de frío y calido. Brillante y opaco. Suave y áspero.
Los Baños. Negro y blanco.Un juego de reflejos en el espacio comun con una bacha monolítica de marmol negro absoluto, con interior blanco óptico.
Ficha Técnica:
Proyecto: Paula Herrero Arquitectura
Equipo de Proyecto: Arq. Paula Herrero, Arq. María Belén Ciovini.
Iluminación: Ruben Amsel
Acústica: Asts Acoustics.
Equipamiento: Duveen, María Burani, Ragomar, Tecnocortinas, Inoxmaker, Smeg, Subzero.
Ubicación: Villa Crespo. Buenos Aires.
Año: 2018