Outsourcing local de alcance mundial: cómo las estampas de Florencia Ponce de León revalorizan los diseños de Gabriela Hearst
Outsourcing local de alcance mundial: cómo las estampas de Florencia Ponce de León revalorizan los diseños de Gabriela Hearst
Cuando la cadena de valor de un producto atraviesa procesos que no solo conectan fronteras sino también la cadena de trabajos artesanales, el resultado final es una pieza que se valoriza a partir de la sinergia entre identidades y técnicas propias de quienes forman parte de ese largo camino. Ni que hablar si una marca logra abrirse a la internacionalización, pero sin dejar de apostar a productores locales que no hacen más que recordar y realzar su esencia más profunda.
Decir que Gabriela Hearst jamás ha olvidado sus orígenes es reconocer un valor indisociable de sus creaciones, en las que participan diseñadores y artesanos uruguayos, así como de otras nacionalidades, que además de elevar la valoración conceptual de sus productos encuentran allí el espacio para exponer su talento en la meca del diseño mundial. Trabajar con colaboradores locales -aun cuando se tiene acceso a mano de obra quizás igualmente calificada pero muchas veces más accesible que la uruguaya – significa apostar a la capacidad creativa de nuestros productores con la consecuencia inmediata de subirse al engranaje de la industria local.
Los proyectos con Manos del Uruguay ya son un clásico de sus pasarelas, con piezas confeccionadas en lana nacional confeccionadas a mano por tejedoras uruguayas. Incluso, en su último desfile contó con la producción de Danilo Astori (hijo) y la banda de sonido de Luciano Supervielle. Por supuesto que darles la oportunidad a compatriotas referentes en su rubro habla de una gran generosidad, pero sobre todo de una sensibilidad excepcional para saber reconocer en ellos la autenticidad de talentos que definitivamente suman puntos a su cadena de valor.
La creatividad de Florencia Ponce de León y sus estampas no pasó desapercibida para Gabriela Hearst. Y es particularmente interesante cuando sucede la magia entre dos profesionales que unidas por una misma pasión -la moda y el diseño- coinciden en el espacio para complementar y enriquecer sus trabajos de particular artesanía. Para entender cómo comienza esta historia viajamos al año 2012, cuando Florencia tenía veintipocos años y mientras estudiaba en New York ingresó por una pasantía a la por entonces startup de Gabriela.
Tras volver a nuestro país y trabajar por cinco años en una empresa local de zapatos, Florencia tomó la decisión de dedicarse full time al diseño de estampas, por lo que juntó coraje y le escribió a Gabriela contándole sobre su nuevo proyecto Flo Ponce Prints. La respuesta fue rápida y positiva y así fue cómo sus estampas nacidas en Uruguay terminaron en Hollywood.
Formada en Diseño de Modas en nuestro país y especializada en Bélgica y Estados Unidos, la meta de Florencia siempre fue trabajar desde Uruguay al mundo; y el match con Gabriela Hearst le sirvió para darse a conocer en el mercado exterior de la mano de diseños de autor muy cotizados en el universo de la moda. Sus estampas visten en reconocidas personalidades como la primera dama de Estados Unidos, las actrices Amy Adams y Elizabeth Debicki, y la supermodelo Doutzen Kroes. También sus creaciones han formado parte de colecciones de marcas locales como Lolita, Milo y Savia.
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El proceso creativo para la confección de las estampas varía mucho de cliente a cliente. Cuenta Florencia que el 90 % de sus trabajos son dibujados previamente a mano para luego llevarlos a la digitalización. “Las estampas digitales me encantan y están mucho más de moda, pero me quedo con las manuales. Tengo una fuerte inclinación por todo el tema natural. Guardo una carpeta repleta de fotografías de flores y cuando viajo es lo que predomina de mis registros”, dice.
Para conocer un poco más sobre cómo sus trabajos se insertan en la cadena de valor de una marca como la de Gabriela Hearst, Ministerio de Diseño charló con Florencia Ponce de León, recorriendo algunos ejemplos puntuales de estampas y el camino que recorren hasta imprimirse sobre piezas listas para salir a la luz.
Tu sello gráfico siempre han sido las estampas vegetales y florales. ¿En qué marco o estrategia comercial se inserta la contratación a distancia de tu servicio?
La idea de la realización de estampas surgió no solo porque me apasiona hacerlas, sino porque por lo que ha venido siendo mi vida hasta ahora. Buscaba algo que pudiese acompañarme a cualquier parte del mundo. Tuve la suerte de viajar mucho y vivir por cortos períodos de tiempo en el exterior, y nunca descarto hacerlo nuevamente. Soy muy inquieta en ese sentido… Entonces, quería buscar un servicio que pudiese ofrecer no solamente en Uruguay, sino desde y a cualquier otra parte del mundo y con mis propios tiempos. La estética de mis estampas en sí creo que no me definen, sino que naturalmente uno tiene su propio estilo o inspiraciones que le atraen, pero busco poder adaptarme a las necesidades del cliente y a la imagen de su empresa. Por supuesto que la impronta propia se deja entrever, y en mi caso creo que es el detallismo y perfeccionismo, y por suerte esto es muy útil para marcas como Gabriela Hearst que buscan estándares de calidad extremos.
¿Hay más diseñadores trabajando en ese régimen para la empresa? ¿Cómo se coordinan exitosamente?
Trabajo de manera externa a la empresa, así que no tengo los detalles de su forma de trabajo. Sí me ha tocado, por ejemplo, diseñar los dibujos para zapatos o chaquetas que iban a ser pintados a manos y armados en otros países, y la coordinación fue hecha por el equipo de Gabriela Hearst en NY. Como en la enorme mayoría de las empresas de moda, los proveedores se encuentran dispersos por varias partes del mundo, así que es responsabilidad de los equipos de diseño y producción coordinar esto de forma exitosa.
¿Cómo son tus procesos desde que te hacen un encargo en cuanto a la definición de temáticas, exigencias, inspiración y deadlines?
Cada estampa y proceso es diferente. Gabriela Hearst es una marca high-end en la que obviamente la calidad y el diseño lo son todo, así que algo que se mantiene en común para todas es el alto nivel de exigencia. Pero en cuanto a procesos, inspiraciones, fechas de entrega y temáticas son sumamente variados. A veces recibo la inspiración más macro, es decir, cuando aún no hay mucho definido sobre la colección, ni siquiera una carta de colores. En esos casos suelo tener mucha libertad, tiempo para investigar en profundidad y decisión sobre la dirección estética de la estampa, así como más plazo para entregar. Otras veces son ideas ya súper digeridas, incluso dibujos ya existentes que hay que llevar rápidamente a la realidad y ahí obviamente los plazos de entrega son urgentes y sin mucha posibilidad de decisión de diseño.
Esta estampa por ejemplo fue una investigación larga sobre héroes de distintas mitologías, con mucho tiempo para pensarla y llevarlo a cabo.
Esta otra, sin embargo, fue hecha a partir de una pequeña muestra de estampa vintage que fue rearmada, pero no requirió de investigación de mi parte.
En el caso de los diseños de estampas florales o vegetales, ¿deben cumplir con ser autóctonos de algún área geográfica o cuáles son las instrucciones para ello?
En general sí porque nunca son azarosos, sino que tienen un por qué muy específico. Es muy importante para Gabriela que se mantenga la autenticidad de los «hechos» en los elementos que aparecen en las estampas, así que hago todo mi esfuerzo para que sean lo más fieles a la realidad posible.
Esta estampa de insectos incluyó horas de estudio sobre las distintas maneras en que la intervención humana extinguió miles de especies, y estas son sólo algunos ejemplos.
¿Hay alguna de ellas que sea transversal y esté siempre presente?
Esto es una percepción mía, y es que el campo y los caballos en particular están siempre presentes de una u otra forma. No solo en estampas, sino en hebillas, botas, ponchos, etc.
La primera estampa retrata a un amigo de Gabriela ganando una carrera y fue hecha en base a la fotografía original de la misma. La segunda, la recibí ya armada. Es una estampa vintage existente, pero la cual trabajé para reducir la escala original, la de los objetos, sus colores, y hasta los números que aparecen en el jockey y el caballo para que sean fieles a los reales.
¿Qué técnicas utilizan para las estampas y cuánto eleva el valor de una prenda esa cualidad de manufactura?
Las estampas son todas hechas inicialmente a mano, con posterior retoque digital. Lo manual es uno de los grandes valores agregados de la marca y creo que se ve muy reflejado en las estampas también. En la página está el «garment journey» de cada prenda, que es parte de su programa de transparencia y compromiso con el medio ambiente. Ahí se ve detallado el origen no sólo de su fabricación, sino también de la materia prima. Esto es particular para cada prenda, así que quizás algo es realizado en Uruguay, otra cosa en Italia, y otra en NY. Personalmente, creo que el trabajo manual es uno de los mayores valores agregados que puede tener cualquier objeto, no solo los de esta marca. Pero sin buen diseño ni estándares altos de calidad como es este caso, el trabajo manual puede perder su valor.
(N.de la R) :
Gabriela Hearst se ha asociado con EON, que es una plataforma de identidad digital líder para la moda y la indumentaria, que conecta productos a lo largo de su ciclo de vida al desbloquear la visibilidad, la trazabilidad y la información a través de un código QR. El objetivo es brindar a los clientes más transparencia compartiendo la cadena de suministro y dándoles acceso para aprender sobre el recorrido de sus prendas.
«Una cosa es segura: la moda necesita transparencia. Incluso para mí, que soy una apasionada del tema, fue difícil recopilar esta información». – Gabriela
¿Es alineable una política de sustentabilidad con un ritmo de varias colecciones al año y expansión global?
Es muy difícil, pero marcas como Gabriela Hearst o Stella McCartney demuestran que sí es posible. Por ahora es altamente costoso, y en lo personal me gustaría que esa locura de sacar colecciones de manera constante pudiese bajar un poco el ritmo para dejar de generar esa necesidad de consumo constante que se nos viene instaurando en la cabeza desde hace décadas. Tengo 30 años y crecí en ese mundo, pero soy sumamente consciente de que no es ni el único ni el mejor, y vengo intentando cambiar mis acciones para no seguir fomentando el consumo desmedido. Pero si desde afuera, es decir desde las marcas, no hay un cambio, es muy difícil como sociedad resistirnos al bombardeo de marketing.
Sin dudas el talento y el detalle detrás de cada estampa revela una mente creativa joven con la capacidad de escalar hacia múltiples mercados, insertarse en caderas de outsourcing y formar parte de la concepción de colecciones que cuentan con el valor agregado del handmade en la interacción de artistas muchas veces distribuidos por todas partes del mundo. El plus va más allá de los procesos creativos implicados en la confección de esas estampas y tiene que ver con el inicio de la cuestión: todo comienza frente a un lápiz y un papel.