Nelly Rodi, la visionaria de tendencias
¿Se pregunta quién decide que este año se lleve el amarillo?
La respuesta es Nelly Rodi, la gurú mundial de lo que está por venir. Su agencia es un enorme radar global que capta los deseos del futuro.
Si “la materia es el punto de partida del diseño”, como afirma Nelly Rodi (Angiers, 1943), sus libros de tendencias marcan la materia de los sueños. Los nuestros. Nelly se define como la capitana de un barco que navega en un mar intangible de corrientes sociales y estéticas. Su ambición, democratizar la belleza. Su destino, marcar el rumbo. Escuchándola, cualquier ilusión de originalidad zozobra.
Crecer a orillas del Mediterráneo, en Argel, avivó una inclinación a lo bello y al mestizaje cultural, pero la travesía de Nelly se inició como becaria en los grandes almacenes franceses Prisunic. Allí descubrió la moda y el diseño. Trabajó en las primeras oficinas de estilo, dirigió el Secretariado de la moda francesa y el Comité de la Moda de París. A inicios de los setenta conoció a Courrèges vestido de astronauta en un avión y dirigió su estudio. El prêt-à-porter despegaba, pero todo debía preverse con gran antelación, pues transcurrían dos años desde la producción de la materia prima (algodón, lana, poliéster) hasta la prenda. Supo detectar entonces la necesidad de un método de predicción del gusto, una guía para navegantes.
En 1985 zarpó Nelly Rodi, la primera agencia de tendencias. Acertó reformulando las publicaciones que servían de guía para la inspiración gremial y orientándolas a otras áreas de producción. Su éxito se basó en una doble intuición: que la moda es un asunto creativo, pero también marketing, y que no solo influye al sector textil y la indumentaria, sino que afecta a todo el universo de la persona: cosmética, cuidado personal, decoración de interiores, alimentación, transporte o tecnología.
Nelly capitanea una tripulación de 120 observadores repartidos en 21 países. Nada escapa a sus redes. Pescan innovación cultural en las artes, ciencias, humanidades, literatura, activismo social. Cada una de las esponjas-antena emite señales que recibe su corresponsal en las naves nodriza de París y Tokio. Dos veces al año se contrastan datos en un brainstorming colectivo y, mediante “un proceso difícil de describir, tiramos de los hilos y construimos el escenario del futuro próximo”. Pura alquimia simbólica. Así “se catalizan las tendencias del momento, el aire de los tiempos”. A continuación se buscan materiales, colores y estampados, se confeccionan muestras y se fotografían. Así se izan las páginas de la biblia del deseo donde toman forma sus predicciones.
¿Vaticinio certero o profecía que se cumple a sí misma? “Dado que catalizamos las tendencias del aire de los tiempos, las transcribimos y las difundimos, obviamente, participamos en el desarrollo de las corrientes”, responde Nelly. Nuestro gusto se forma presagiando apetencias dos años antes de que usted lo quiera. El libro se envía a 1.200 influyentes empresas que compiten por compradores. El 70% del mercado mundial se guía por los pronósticos de Rodi. Una hélice potente. El éxito de la predicción “se confirma en salones profesionales de tejidos o en las semanas de la moda, cuando veo que el hilo del que he tirado se ha convertido en tendencia”. Impulsando corrientes, se genera consumo y oleaje.
Actualmente, su hijo pilota la nave a velocidad de crucero, porque “democratizar la belleza es una tarea incesante”. Nelly difunde saber en su libro 101 mots de la mode à l’usage de tous (100 palabras de la moda para todos; Archibooks, 2012), viaja, visita exposiciones y disfruta de la compañía de su nieto. Así se entretejen marca e industria, belleza y sueño. Así compraremos amarillo.