Cooper Hewitt en la Museum Mile de New York

22/12/2015 | Ciudades

Tenía que ser un museo dedicado al diseño el que rompiera el status quo de la exhibición de obras y piezas de exposiciones en museos en general.

La visita al  Cooper Hewitt Smithsonian Design Museum es todo menos aburrida y gran parte del mérito se lo lleva el increíble edificio ecléctico, una vez residencia del magnate y filántropo Andrew Carnegie,  ubicado en la 5a avenida en la Museum Mile, 2 cuadras más al norte de su vecino, el Guggenheim,  un destacable y excepcional uso de la tecnología., y una selección de exposiciones francamente singular.
Un mix de viejo y nuevo, un edificio antiguo, boiserie, vitrales y molduras envuelven mesas digitales que pueden disfrutarse gracias a una reforma  a cargo de Gluckman Mayner Architects, más una docena de otros estudios entre los que figuran Diller Scofidio Renfroque obligó a cerrar puertas en el año 2009 y abrió en 2013, tras una inversión de 91 millones de dólares y una reestructuración de funcionamiento interno que dio que hablar en su momento.

El punto más diferencial es la creación de un laboratorio digital, que maneja la interacción de aplicaciones de software e internet que gestionan la colección (diseñadas por la firma Local Projects) cuenta además con  pantallas horizontales a modo de mesas de trabajo de 84 pulgadas, interactivas que se comanadan mediante un lápiz digital «mágico» . Este, apoyado sobre una marca en cruz junto a cada pieza exhibida, (fabricado por GE )  vibra cuando reconoce la información enciende una luz y carga datos  para que se lleve el visitante, a los cuales se puede acceder luego via un link. Tambien tiene un extremo de tipo stylus que dibuja sobre las mismas y genera diseños etc.

En las pantallas,  por ejemplo, uno puede dibujar cualquier cosa (cualquiera) y aparece de inmediato algun objeto relacionado del vasto archivo del museo. O componer wallpapers mezclando bases de archivo del museo, interviniéndolas con creatividad propia

Eso no solo significa que el museo no es sólo una colección en su interior sino una experiencia que la lleva fuera de sus muros con el visitante
El contenido es abrumador en cuanto a cantidad y calidad, pero ordenado y muy divertido de recorrer. De hecho es un Museo concebido para  crear, participar, y jugar.
Además de la colección permanente que alberga desde jaulas chinas de pájaros del siglo XVIII a posters psicodélicos de Milton Glaser. En otro piso, puede verse cómo trabajan los diseñadores gráficos por ejemplo mostrando como se generan los patterns . De hecho el Museo alberga la colección más grande de Wallpapers de todas las épocas, los cuales pueden usarse como base de creatividad.  Allí hay una habitación increíble  «Inmersion room» donde se proyecta el trabajo dibujado en una mesa digital que amplía, rota, deforma y multiplica lo diseñado en pequeña escala..y lo proyecta en todos los muros que lo rodean..de piso a techo y de pared a pared. 
En otro sector, una retrospectiva del arquitecto inglés Thomas Heatherwick,

y en planta baja, una de Pixar.

O una exposición de diseño gráfico «Cómo funcionan los posters» super interesante acerca de las técnicas de composición o comunicación de ese formato.

 Y por supuesto, no podía faltar un divino y completo bookshop y café.

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