Odile Decq desafía a Garnier en la ópera de Paris

04/06/2013 | Ciudades

En casi todos los museos o edificios emblemáticos del mundo, al menos los que se precian de tener una gestión cultural acorde a estos tiempos hay un coffee shop o restaurant interior  con lo cual ayudan al mantenimiento del edificio en cuestión, y a convocar público al mismo. Hay algunos que realmente sobresalen por su estética o ubicación. Pero acá comentamos un ejemplo de uno con un alcance un poco más ambicioso: no es el clásico café, sino un restaurant con todas las letras , ubicado en el edificio de Garnier, L´Ópera de Paris, tambien llamado  LÓpéra

Odile Decq, un estudio francés. ha firmado el proyecto, inaugurado en 2011, luego de ganar un llamado a concurso convocado por el concesionario que tenía contrato por 20 años y un presupuesto de unos 6 millones de euros.

Para crear el nuevo volumen en el interior de la Ópera, proyectada en 1875 por Charles Garnier, la arquitecta ha tenido que respetar la rígida legislación que tutela los monumentos históricos, encontrando una propuesta que respetando la arquitectura existente permite no caer en el mimetismo, sino afirmar el carácter contemporáneo de la intervención.

El nuevo restaurante se instala tras los pilares de la fachada este, con una sinuosa fachada completamente de cristal transparente y un  interior contemporáneo que parece estar levitando sin interferir con la estructura de la Opera, ya que la normativa exigía no alterar la estructura existente , no interrumpir visuales, que se pudiera desmontar sin dañar lo existente y varios etcéteras.

La solución encontrada que partió de varias restricciones, logra de esa forma una imágen impactante, que lejos  de mimetizarse o intentar vanamente fundirse  o acoplarse a la personalidad del edificio, lo balancea y actualiza llevándolo al siglo XXI en forma superlativa…..

 La próxima que viaje a Paris si llega a reservar una función de ópera en el Palais Garnier puede dar la vuelta al acceso y encontrar esta maravilla moderna en medio de molduras, bóvedas y aire de  siglo XIX

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