Es desde hace menos de un año que inauguró la última modificación del Palacio de Versailles. El Arquitecto Dominique Perrault restauró el pabellón Dufour: 3.000m2 con una envolvente dorada que incluyen áreas de accesos, recepción, auditorio y el restaurante «Ore», gerenciado por el Chef Alain Ducasse con un servicio digno de reyes.
La remodelación del pabellón Dufour y el ala antigua crea, desde el año pasado, dos nuevos espacios públicos en el castillo de Versalles.
Las antiguas oficinas administrativas han dado paso a una nueva área de recepción entre el cour royale (patio real) y el cour des princes (patio de príncipes), así como una gran escalera que conduce a los jardines. Los visitantes del palacio están invitados a seguir un bucle, al igual que en la mayoría de los grandes museos del mundo.
La nueva zona de recepción, enteramente dedicada a mejorar la experiencia del visitante, se inicia en la Galería en la planta baja del ala antigua. Este espacio de techo alto, es la primera sala que los visitantes ven a medida que se abren camino en el palacio.
El Versalles que descubren – envuelto en metal, elegante y moderno – es un contrapunto de la piedra y la madera de los edificios históricos.
Esta remodelación pone en evidencia las cualidades intrínsecas de la arquitectura clásica: con el pretexto de la quietud y la simetría, todo sigue siendo lo mismo y, sin embargo, todo cambia. el patrimonio histórico se conserva en su totalidad, al tiempo que permite nuevos usos contemporáneos que aún no se han inventado.
El pabellón Dufour y el ala antigua del palacio son parte de un todo, y sin embargo, también existen como un área independiente, separada del resto del castillo. trabajando «bajo la piel» de los edificios, la nueva remodelación ofrece una solución funcional, sostenible y eficiente, preservando el diseño más grande del palacio y el contorno de sus alas.
El pabellón Dufour era originariamente el antiguo pabellón de las caballerizas del primer palacio de Versalles. Fue construido por Le Vau entre 1662 y 1663, y constituía, junto con el ala Gabriel, la fachada frontal del palacio. Ambos edificios recaían hacia el patio de honor y estaban conectados entre sí por la verja real. Vistas desde el centro del patio, las dos alas resultaban asimétricas, hecho que producía un efecto antiestético.
Para regularizar el conjunto, Napoleón I proyectó construir una fachada en piedra blanca para el alzado frontal del pabellón que se construyó entre 1818 y 1820 en el lugar del anterior (de 1668).
El edificio, concebido para recibir carruajes muy de vez en cuando, dio paso a una de las mayores atracciones turísticas de Paris que recibe seis millones de turistas al año. Los accesos comenzaban a ser obsoletos y la experiencia de ingreso muy deficiente. Con esta obra, el espacio se optimiza, ordena los flujos de tránsito y permite realizar los controles de seguridad habituales..
En el restaurante continúa la paleta dorada aunque controlada en superficies de mesas, soles estampados en la vajilla o luminarias. Hay un «menú de príncipes o princesas» para niños y el espíritu de la carta es replicar sensaciones de los ágapes de la época original. El lugar es de un inequívoco aire moderno contemporáneo en un entorno de decoración barroca fiel al estilo de la época que revive el placer centrado en la gastronomía entre el lujo que emana del propio palacio.
Según el propio Ducasse “El objetivo de Ore es, entre otros, transmitir al mundo el arte de vivir francés y mostrar la exquisitez de la cocina francesa».
El café de Versalles se une a los 24 restaurantes que Alain Ducasse tiene repartidos por todo el mundo. Hay que decir que Ducasse ya estaba vinculado con Versalles antes de que se le adjudicara el espacio “Ore”. Es precisamente del huerto del palacio de donde saca la materia prima para la cocina de su restaurante del Hotel Plaza Athénée, y que ahora también utilizará para el café de Versalles.
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La obra, es un elogio a la virtud de mantener un patrimonio vivo, dinámico, y enriquecido con nuevas propuestas que, a pesar de tener un gran protagonismo en la resolución, conviven con el contrapunto clásico de forma beneficiosa para ambas: una se sirve de la otra para resaltar sus propias cualidades: barroco versus moderno, brillo contra mate, transparente contra sólidos.
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Ya que estamos paseemos un poco por los salones y jardines de Palacio según su cuenta de Instagram en la que promueven concursos de fotos de detalles, y divulgan espacios a distintas horas del día: una fuente inagotable de capturas para delicia de sus seguidores.