Vuelta a clases…

27/02/2015 | Actualidad

Foto de Expoición  «The edgeless school»  realizada en N.York acerca de los espacios de enseñanza modernos

En época de comienzo de clases en Montevideo, ya se nos hacen habituales las noticias relacionadas al estado edilicio de las escuelas que albergarán a ese ejército de niños de vuelta a los pupitres.

Huelga reiterar la importancia de la educación en la construcción de una población capacitada, preparada, e informada que genere valor agregado en productos o servicios y exija igual valor en los servicios públicos que se le prestan.
De esa forma es como van evolucionando los países, y no hay uno que lo haga sin tener como base, avances sustanciales en la educación.

Ejemplos del siglo pasado en movimientos como el Werkbund en Alemania o las Case Study Houses hicieron posibles movimientos sustanciales de la economía y cultura de acceso de determinados productos, que sólo fueron posibles gracias a un trabajo en conjunto, a una sinergia entre sectores públicos y privados, industriales, comerciales, profesionales y de oficios . Y más avanzado el siglo, quienes supieron emular eso, obtuvieron balances favorables….y sostenibles.
Porque hay una relación muy estrecha aunque un largo camino  entre el diseño del pupitre y el estado de las ciudades, entre las lámparas usadas en el techo del salón de clases y las decisiones que toman los gobiernos. Si los niños no están cómodos, no prestan atención, si no lo hacen, no se interesan y no progresan en la materia, crecen los índices de reprobación o deserciòn escolar o liceal para, en el mejor de los casos, buscar salidas fáciles, en otras para quedar «ni ni» .
De cualquier forma esa tendencia solo lleva a una masa crítica de gente que se presta a discursos más fáciles y demagógicos, que no tiene criterios para discernir entre ficción y realidad, entre viable e inviable. Es una población que no exige a los gobiernos mejores gestiones, mejores servicios, o ciudades.
Y si..hay una directa relación entre los sistema educativos y el funcionamiento urbano. Porque todo el mundo tiene un «smart phone» en su mano, y muchos lo saben usar desde la cuna, pero no se puede decir lo mismo de sus portadores. Las «ciudades inteligentes» están hechas por gente ídem o al menos informadas, y sobre todo, «conectadas».
Luego,  para conectarse bien, se necesita información, y para acceder a ella, sistematizarla, y procesarla. No alcanza con «ni nis» ni siquiera con poblaciones llenas de abogados, escribanos y psicólogos, sino que se necesita un rango amplio de gente preparada y proactiva, motivada y en el marco de RRHH bien gestionados.

Ejemplo: Hay por un lado una carrera de gastronomía en la UTU con cientos de egresados jóvenes anuales, que a su vez tienen muchas veces oportunidades de formarse afuera enriqueciendo esas cabezas. En el otro lado del ring tenemos a 18 de julio con una oferta anquilosada gastronómica con 2 variedades posibles de comida, salvando honrosas excepciones. En la 3a esquina, un parque inutilizado ocioso inmobiliario en ese mismo centro. En la 4a esquina , la IMM que no se molesta en revisar gestiones, normativas, o decretos que permitan actualizar o promover la instalación de gente joven capacitada que renueve la oferta y de paso instalar food trucks o cafés que estén abiertos de noche , o los fines de semana,. Nada…solo un sueño, que no requiere millones de inversion, solo mover algunas piezas de un tablero que precisa un par de patadas de (des)acomodo a nuevas tendencias.

Con la educación pasa algo similar a las empresas y a las casas: Cuando los lugares no están bien resueltos en funciones y por qué no, en estética, la motivación de quien los vive deja mucho que desear, y también su desempeño. Cuando las oficinas son caóticas, desordenadas, y la gente está mal paga, se genera pérdida de tiempo, ineficiencias, y mala gestión de recursos.
Hace unos años las oficinas eran meros cubiculos, escritorios cerrados, individuales, cada uno en lo suyo, tranqui. Las escuelas, lo mismo: unidireccionales, relación profesor/alumno vertical, todo igualito…. Ahora, las oficinas tienen espacios abiertos y cerrados, salas para aislarse y otras para actividades grupales, sillas con mesas y sillones para charlas más informales, corredores con actividades lúdicas y decoración personalizada a cada actividad. Bueno, con las escuelas es algo similar: el salón de clases moderno ya no es el escritorio al frente y 30 pupitres orientados  a él: son un sector con pupitres, pero más abiertos, zonas de esparcimiento, zonas con pantallas multimedia, etc todo es más fugaz y hay que atenderlo en esa órbita generando instalaciones que permitan esa maniobra, de lo contrario el interés, la creatividad y la motivación simplemente no afloran.

Las huertas en las escuelas, los talleres de robótica o de emprendimientos, la cultura de motivar a equivocarse porque asi es como se experimenta y avanza actuando, todo ello requiere espacios con nuevos conceptos y cabezas que los gestionen.
De hecho no hay mucha diferencia a simple vista si se las ve vacías entre muchas escuelas primarias y empresas tecnológicas creativas que son como un gran parque de diversiones…claro , en ese primer mundo al que acceden los que realmente hacen lo suyo.

Peor aún es cuando desde las esferas más altas se avala el no estudiar, se motiva a no hacerlo, se premia los caminos cortos, se vende como un país «que le gusta dormir siestas o no trabajar mucho»  y se castiga a los que sí mueven la maquinaria, cada vez más pesada.
La infraestructura con que se cuenta es un cóctel molotov que puede mover la balanza hacia cualquier lugar: en la misma bolsa hay una red y un programa muy valiosos como el ceibal, u oportunidades singularísimas a nivel mundial como que 500 personas por año , todos los años (nadie en ningun lugar del mundo entiende el concepto!) puedan tener la oportunidad de recorrer países durante meses habiendo estudiado CCEE o arquitectura, sin mencionar una economía que ha permitido crecer en oportunidades de conocer el mundo y viajar cada vez desde más jóvenes.
Por el otro lado, niveles de exigencia cada vez menores van minando el rendimiento, los edificios e istalaciones obsoletos o  la conflictividad sindical que obligan a tener clases en peores condiciones o simplemente no tenerlas, los salarios bajos que no permiten formación y perfeccionamiento posteriores , y hasta un sistema judicial que no actúa con fuerza y autoridad frente a acciones delictivas, ( que hacen que los «ni ni» miren con mucho más interés el delinquir que formarse) hacen que lo que podría ser ya no la suiza de América sino Uruguay en el mundo, se aleje cada vez más de los parámetro mundiales  de excelencia.

Y así, vemos todos los das el avance imparable y el crecimiento exponencial que tienen países  como Irlanda, Vietnam, Singapur, Panamá o Finlandia, muchos de ellos no tan distintos en recursos o cantidad de gente que o habita, sin poder siquiera emularlos o aprehender lo que los ha hecho avanzar hacia el primer mundo. Y no es menor que en casi todos esos ejemplos lo han hecho no con commodities sino con servicios de valor agregado, si, de ésos que no crecen con la lluvia, sino con maestros bien pagos, que no se guardan en silos, sino en bibliotecas o gimnasios bien equipados, que no se pesan en balanzas sino en pruebas internacionales,

Ese mismo cóctel es el que tiene niños de 12 años que ganan concursos de programación de Google (2 veces) , o equipos de liceos públicos que ganan en certámenes de la Nasa  con propuestas para hábitats en la luna u Olimpìadas de matemática. Pero también tiene calles llenas de cuidacoches en plena edad productiva sin hacer otra cosa que pedir limosnas, o gente que prefiere tener hijos para obtener beneficios del estado.

Así como a las empresas está el dilema de si formar personal con el riesgo que se vayan, para un país la inversión en educación no permite siquiera dudarlo: si se piensa que es caro invertir en educación, hay que pensar cuánto más es no hacerlo.
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