Urbanismo «Viagra»: el valor global de la arquitectura de autor

11/09/2019 | Actualidad

Urbanismo «Viagra»: el valor global de la arquitectura de autor

11/09/19Actualidad, Arquitectura, Gestion Cultural, Gestión urbana, Ingenieria, Realestate, Tendencias

Excepcionalmente  llegan noticias que cuestionan la obra de arquitectura cuando es entendida sólo como el producto de un autor y por ende un elemento exitoso capaz de potenciar o colocar a una ciudad en el plano. En ese sentido, es válido el ejemplo de Isny, una pequeña ciudad alemana en la región bávara de Algovia, cuyos habitantes rechazaron la realización de una torre, proyecto de Peter Zumthor, con el ánimo de colocar a la ciudad en la escena mundial y convertirse en un centro de atracción turística. Frank Gehry señaló recientemente en el diario The Guardian, que se está realizando un ataque en contra de él y sus proyectos que buscan salir del común y de lo insípido.

Ejemplos como estos  son interesantes puesto que ponen de manifiesto que no siempre la arquitectura de autor es la formula ganadora para lograr una externalidad positiva en un barrio o en una ciudad, no siempre es lo que una ciudad necesita, o al menos así lo ven sus habitantes.

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La obra de autor entendida como producto exitoso, cuando está desarraigada de su contexto o de la opinión de sus habitantes, se suele volver un elemento ajeno y que genera rechazo por parte de la ciudadanía. Muchas veces las ciudades buscan replicar el exitoso fenomeno Bilbao con arquitectura que sea capaz de generar externalidades positivas sin entender el fenómeno particular y contexto en el que se realizó dicho proyecto y lo ven como una formula a replicar.

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Estas acciones muchas veces son exitosas cuando se reúnen características y condiciones favorables para la realización del proyecto y se aprovecha de suplir una necesidad o carencia de la ciudad con una respuesta no convencional, Oslo, Bilbao o Medellín son buenos ejemplos puesto que la autoridad entiende que la manera de responder a ciertas carencias sociales o de infraestructura no es mediante lo convencional, sino que existen ciertas oportunidades de generar proyectos más particulares.

Sin embargo en otros casos esta formula se replica sin reparar en la necesidad  o en la existencia de una serie de factores que determinarán el éxito del proyecto (en el sentido de que sea aceptado y deseado por sus ciudadanos) y por ende resultan en el rechazo o fracaso del mismo.

El origen de la arquitectura de autor

Origen de la arquitectura moderna en la cùpula de la catedral de Sta. maría dei Fiore, de Brunelleschi, en el Renacimiento. En Egipto había arquitectura pero casi anónima, en función de los faraones, en la edad media la realizaban los gremios y constructores en función de Dios, y es entonces en el Renacimiento que se cultiva el perfil del arquitecto asociado a un comitente particular y reuniendo la concepción de diseño y dirección del trabajo.

La arquitectura como mercancía recién se desarrolla pasada la Revolución industrial y allí pasan a firmar no solo residencias o villas particulares sino edificios de vivienda primero para familias enteras y luego, colectiva o para instituciones.

A mediados del siglo XX los arquitectos se asocian entre sí, no por motivos gremiales sino culturales o ideológicos, utópicos, en el marco de movimientos y teorías de vanguardia que los tenían como emblemas profesionales. Así las corrientes y movimientos tales como Futurismo, CIAM (Congreso Internacional de Arquitectura Moderna), G.A.T.P.A.C. han generado detrás suyo, corrientes artísticas y sociales que drenaban a la población en general.

Durante el siglo XX, el que un arquitecto abordara un proyecto internacional implicaba mudarse al lugar con una logística complicada, pero más tarde con el avance del transporte y especialmente en el siglo XXI con la aceleración y amplificación de información, internet, etc., es que se entra definitivamente a la globalización. De esta forma un despacho puede trabajar 24/7 con oficinas en distintas ciudades, en distintas áreas para varios comitentes, aportando valor a su gestión.

Reconocimientos y rankings como los Premios Mies Van del Rohe, Medalla RIBA, o Pritzker Prize colaboran para dar más visibilidad a cada perfil, sumado a estrategias comerciales: ya no es suficiente con tener y gestionar la propia web sino ser convocados o aparecer en otras.

Aunque la relación del poder y la arquitectura es tan antigua como la historia, las pirámides de Egipto, o las catedrales, la diferencia es que mientras este tipo de construcciones estaban antes sólo al alcance de los poderes consolidados, «los reyes o la iglesia», ahora cualquier «autócrata de una ex república soviética, pongamos por caso», puede acceder al «gran constructor» con oficinas repartidas por todo el mundo.

Características de una obra icónica en la era de la globalización: 

_ Basada en una realidad económica: se cobra entrada y genera rentabilidad

_ Se convierte en un símbolo de ciudad extrapolable y repetible

_ Son puntos de atracción masiva ( ej London Eye, The Shard)

_ Cubre necesidades de políticos que se benefcian de su éxito y tapan problemas sociales o económicos más graves

_ El objetivo es vender: una exposición, una marca, una ciudad, un país.

«Arquitectura milagrosa» y el caso español

El periodista Llàtzer Moix documenta en su  libro ‘Arquitectura milagrosa’ (Anagrama) las hazañas de los denominados arquitectos estrella en la España después del éxito del museo Guggenheim.

El modelo de Bilbao se reiteró exponencialmente en España, debido a intereses políticos de figurar en el mapa global o a la burbuja inmobiliaria que permitieron una secuencia de obras como emblemas urbanos que atrajeran masas de turistas. El provincianismo político y el ego de los arquitectos estrella son una mala combinación, pero cuando hay dinero, oferta de trabajo y  políticos con ganas de tener su propio Guggenheim a toda costa, en distritos que rivalizan entre sí, sangran las arcas municipales de las ciudades.  Este es el punto de partida del libro de  en el que se hace un recorrido por la burbuja de arquitectura singular que asoló la geografía española, con inevitables paradas en Valencia (Ciudad de las Artes y las Ciencias), Santiago de Compostela (Ciudad de la Cultura), Barcelona (Fórum), Zaragoza (Expo 2008), etc. en donde los nombres de Herzog & De Meuron, Peter Eisenman, Zaha Hadid (en la Zaragoza de la Expo, con un puente-pabellón que tuvo un coste de más de 80 millones de euros y que ahora está cerrado y lleno de grafitis) o Jean Nouvel se utilizaron de escaparate (tanto o más llamativo que la propia obra construida) internacional.

El caso del museo de Gehry era un edificio que muy pocos querían, tanto por el enorme desembolso que supuso (cuando Bilbao tenía otras necesidades en apariencia más prioritarias) como porque muchos pensaban que no era buena idea la construcción de un contenedor de arte en el que iba a primar lo de fuera y donde además no se tenía el control (ni la propiedad) sobre las colecciones que se iban a exponer. Pero la transformación de la ciudad estaba lanzada.

Otro fenómeno español relacionado se dio en las bodegas especialmente en la zona vitivinícola de la Rioja.

 

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Todo quedaba resumido en una frase del arquitecto Juli Capella: «Ponga un Foster en su vida». Los poderes fácticos atribuían «poderes sobrenaturales» a estos edificios estelares, aunque ello conllevara un «divorcio» entre función y forma.

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Valencia se llegó a conocer como el «monocultivo Calatrava»  con obras que implicaron aumentos de costes siderales. En otras geografías los controles del dinero público es distinto. Por ejemplo, cuando el intercambiador proyectado por Calatrava para la zona cero de Nueva York pasó de 2.000 a 3.200 millones de dólares antes incluso de salir del despacho, tanto el alcalde Bloomberg como otras instituciones pusieron el grito en el cielo. Y el arquitecto rectificó.

 

– ¿Cuáles son los rasgos comunes de los arquitectos estrella?

Según Llàtzer Moix, «De entrada, si están jugando en primera división es porque son muy buenos y potentes. La mayoría además coincidía en afirmar que había llegado el momento de la liberación expresiva y formal, y se lanzaron a una carrera por ver quien ideaba la forma más llamativa, el «más difícil todavía». Se trataba de proveer de imágenes de impacto a un proyecto político, empresarial o ciudadano. Y había que gritar más que el vecino, aunque algunos vendieran la misma moto en todas partes y se convirtieran en franquicias arquitectónicas. La crisis y la saturación han puesto freno al fenómeno, y ellos mismos, que son listos, se han dado cuenta de que en este nuevo mundo en recesión la arquitectura tiene otras necesidades, obligaciones y desafíos.»
Bilbao es el éxito insospechado. Valencia y Santiago, el ejemplo de cómo una gestión no muy meditada, megalómana, alumbra monstruos insostenibles. Zaragoza, de cómo se complica y encarece todo cuando se tiene que trabajar contrarreloj. Barcelona es una ciudad que hacía las cosas bien y que ha demostrado que también las sabe hacer de otra manera. L´Hospitalet es la ciudad cenicienta, el patio trasero que encuentra en la arquitectura el impulso para dejar de serlo. Y Palafolls, un pueblo de 8.500 habitantes, es la prueba de que para tener arquitectura estelar – un Isozaki y unMiralles-a buen precio hace falta un alcalde culto, que sepa tratar de tú a tú a los arquitectos. Todo lo contrario que Andorra, donde la crisis ha puesto fin a un intento de trabajar exclusivamente con premios Pritzker.

Un caso particular es el Hotel Silken Puerta América: Garage diseñado por Teresa Sapey, Recepción por John Pawson, Bar por Marc Newson, Plantas superiores por Zaha Hadid, Norman Foster, David Chipperfield, Ron Arad, Arata Isozaki, Jean Nouvel

 

El arquitecto como marca de valor

Hay que decir que desde que un profesional ingresa un permiso a una municipalidad para hacerse responsable por una obra ha de ser considerado «arquitectura de autor» y esa falta de percepción de valor es un debe en gestiones gremiales casi a nivel global salvando excepciones.

Hoy, el valor de la profesión es proporcional al poder y potencia del capital del desarrollador inmobiliario o gobierno que lo convoque o a la capacidad de RRPP y estrategia comercial de cada estudio. Poco hemos avanzado desde Brunelleschi salvo porque ahora la responsabilidad es mayor cuando son los fondos públicos los que subvencionan caprichos políticos en forma de proyectos de arquitectura.

¿Qué pasa a nivel inmobiliario?

La arquitectura de autor en el mercado inmobiliario se da cuando un comprador está dispuesto a pagar un precio superior por un inmueble por el simple hecho que haya sido proyectado por un arquitecto determinado. En función del prestigio del arquitecto, estos precios aumentan el valor de mercado de la vivienda.

Para los edificios residenciales, ventajas y desventajas de invertir en «Arquitectura de autor».

Ventajas:

_ Usualmente poseen una composición espacial, terminaciones o líneas interiores distintivas

_ Dado que suelen categorizarse como edificios sustentables suelen tener menor mantenimiento y mejores terminaciones o sistemas pasivos que llevan a un ahorro de energía  (aunque no hay garantía de exoneración de vicios constructivos)

_ Estética más audaz o experimental en algunos casos  o al menos rupturista  con respecto a la media en la zona.

_ Prestigio y popularidad (seguramente el componente que más afecta su valorización)

Desventajas:

_ Gastos de comunidad elevados. Habitualmente, estas fincas contemplan generosos espacios comunitarios e incluso personal seguridad o porterías múltiples.

_ Hordas de turistas armados cámara en mano deseosos de tomar #archipics sin importarles la privacidad de los vecinos. ( Recordar ejemplo de litigio entre Tate Modern de Herzog & De Meuron y Neo Bankside de Richard Rogers en Londres)

 

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Las crisis son a veces oportunidades de revisión de los excesos y encaminar las cosas por los carriles debidos. ¿Es necesario construir edificios imposiblemente altos y complicados por el ego y rentabilidad de unos pocos?

Por el otro lado, son a veces esas instancias las que empujan los límites de las disciplinas generando innovación y avances técnicos en ingeniería, materiales, transportes, y distintas tecnologías aplicadas.

Subyace además la contradicción de si es el arquitecto que aporta valor al desarrollo inmobiliario o el proyecto pierde el valor intrínseco de la arquitectura cuando se vuelve una mera herramienta financiera para cumplir con un negocio inmobiliario o un rédito político.

 

 

Fuentes: Plataforma Arquitectura, Tesis de Máster: El Impacto de la arquitectura de autor sobre los valores inmobiliarios de Axel Legares Sierra, Jot Down (Contemporary culture magazine), El Mundo.Es, La Vanguardia, The Guardian.
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