Prada: La construcción de marca familiar con liderazgo femenino

26/05/2018 | Actualidad

Prada es de las pocas marcas globales con una trayectoria  de reconocimiento e innovación que ha logrado permanecer en la preferencia del público y evolucionar como símbolo de lujo y diseño italiano, siendo aún gestionada como empresa familiar.

Desde que Mario Prada la fundara en 1913 en la Galleria Vittorio Emanuelle II como «Fratelli Prada» confeccionando carteras y valijas de cuero de manufactura artesanal y calidad superior, hasta  la gestión de su nieta Miuccia  expandiendo el alcance hasta hoy en día, el legado sobrevive en forma atemporal y consolidado.

Los días de reconocimiento no tardaron en llegar cuando en 1919 se les otorgó el título de «Proveedor oficial de la Casa Real de Italia» y la autorización del uso del escudo junto a su logo, con lo que los aristócratas europeos la adoptaron también como  favorita, elevando su  prestigio significativamente. El aumento de los viajes aéreos y la necesidad de equipaje de calidad fueron determinantes también en  elevar la demanda de productos de la empresa.

Como detalle curioso, se  destaca el que Mario no era amigo de las mujeres en roles ejecutivos pero a la hora de elegir sucesor en su negocio, su hijo no manifestó interés siendo su hija Luisa quien asumió el mando. Más tarde en 1970 lo hace Miuccia, su nieta, quien tiene el mérito de haber consolidado la empresa luego de tiempos difíciles donde casi llegan a la bancarrota luego del fallecimiento de Mario en 1952. Ella es la responsable de la expansión global de la marca en los últimos 40 años, siendo nombrada una de las mujeres mas influyentes en el mundo de la moda. A Miuccia le interesaban inicialmente otras disciplinas: egresó de la Universidad de Milan con un grado en ciencias políticas con una visión de ideología feminista y de izquierda llegando a ser miembro del Partido Comunista Italiano. También cursó cinco años de interpretación en el Teatro Piccolo de Milán. Todas esas disciplinas  inicialmente no solo no parecían las indicadas para insertarse en el negocio familiar que le parecía un mundo superficial pero su antídoto fue desarrollar un método de trabajo complejo, explorador y arriesgado. Tenía un sentido estético novedoso y, según algunos, infalible. Por aquel entonces, la marca seguía produciendo principalmente artículos de cuero, y capeaba varios años de dificultades económicas. Miuccia dio un vuelco a la situación cambiando la trayectoria de la casa, llevándola al sector del prêt-à-porter de lujo.  Más tarde expresó que seguía queriendo cambiar el mundo, especialmente la situación de las mujeres y su inequidad con respecto a los hombres pero desde ya que para hacerlo desde el rubro de la vestimenta es consciente que debe ser son suma sutileza

Al incorporarse a la firma más tarde, conoció  en una feria comercial a su futuro socio de negocios y marido, Patrizio Bertelli, un hombre proveniente del área de accesorios de cuero que irónicamente vendía productos de Fratelli Prada. Juntos, consolidaron un equipo creativo donde Miuccia aportó una moderna y racional mirada femenina y Patrizio sus habilidades de management.

Juntos, llevan a la marca a niveles de expansión en los años ´80 y ´90. Esa unión y visión estimula un permanente culto a nutrirse de proveedores y artesanos de alta calidad, desarrollar formas innovadoras de posicionamiento internacional,  materiales rupturistas o sistemas de gestin poco habituales. Un ejemplo de ello son materiales como el «Pocono nylon», un material  resistente e impermeable usado en tiendas y paracaídas miliares aplicados en productos de uso masivo en moda como las mochilas o backpack que se convirtieron en clásicos de la marca con elegancia sobria, replicados luego por otras casas de moda. Fue su respuesta fuera de serie a la imagen formal y estructurada de lo que debía ser una cartera de lujo en esa época. La introdujeron ademas con precios elevados como estrategia para posicionarla como pieza de lujo, que hizo surgir imitaciones pero también la demanda por los originales, lo cual cimentó la imagen de marca de alta gama. Más tarde expandieron el concepto a prendas de vestir como pantalones o sobretodos hechos con ese material pero con mismo tratamiento o imagen que los de cashmere o seda.

 

A nivel de experiencia de retail, desarrollaron los llamados «Epicentros Prada» o los «Prada Transformers»creados por arquitectos ganadores de premios internacionales, abrazando el concepto de valor estético, visual y unión de artes, cine, moda y arquitectura. Uno de los primeros fue el Epicentro en Broadway, una colaboración con OMA/Rem Koolhaas, ganador del premio Pritzker que intenta reformular el concepto de compra con una experiencia novedosa. Luego vendran otros en Tokio o Los Angeles. En cuanto a las oficinas corporativas y de producción, Prada concibe sus edificios como templos que envuelven eclecticismo de ideas, experimentaciones, cruce de disciplinas, preocupación por sostenibilidad, e integración cultural.

La casa ha emprendido en los últimos años varios proyectos relacionados con la experimentación artística y su mecenazgo. El arte y la cultura son esenciales a los valores de la marca, así como la salvaguarda de legados artísticos. En ese contexto, la firma colabora con el FAI Fondo Ambiente Italiano en restauración de piezas artísticas  y desde 1993 cuando abren el espacio «Fondazione Prada», se consolidan como institución de difusión cultural inserta en la agenda de la ciudad.

Algunos de los centros de producción o headquarters son llamados «garden factories» por su integración con la naturaleza y apertura al paisaje circundante.

En una reciente entrevista de la revista Vogue y consultada sobre el paso del tiempo Miuccia respondió:  «Si no trabajas, claro que pensas en el problema de tus arrugas o aspecto físico de la noche a la mañana. Si trabajas en algo que te realiza, siempre tienes algo mejor para pensar. Es el inicio de todo posible orgullo y realización. Con mujeres que no trabajan o con ese tipo de preocupaciones realmente no tengo conversación»

Hoy  el Grupo Prada está presente en 70 países con más de 620 tiendas,  ofreciendo un enorme despliegue de artículos y accesorios. A nivel corporativo engloba también a Miu Miu (marca dirigida a una audiencia más joven con precios más moderados, cuyo nombre remite a  su apelativo de pequeña) , Church’s,  Pasticcería Marchesi en la Vía Montenapoleone y Car Shoe. Su producción es realizada en 13 fábricas (11 en Italy, una en Reino Unido,y una en Francia).

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