La iluminación del ámbito público cumple un rol determinante en la configuración de la vida y el espacio social con importantes impactos en el bienestar, la desigualdad, la sostenibilidad y la diversidad. Desde una mirada sociológica, esta tiene el potencial de unir o separar, pudiendo construir puentes sociales e invitar a la convivencia.
Particularmente en zonas periféricas, alejadas por varias horas del centro de la ciudad, la iluminación se convierte en un factor importantísimo para mejorar la calidad de la vida y las interacciones de las personas. En estos casos es capaz de contribuir a atender ciertas problemáticas de manera directa, ya sea iluminando las entradas a viviendas sociales, bloques de edificios, instituciones educativas, plazas públicas y caminos para crear una atmósfera de mayor confianza y seguridad.
Los diseños de iluminación sofisticados usualmente se reservan para los centros culturales y económicos de las ciudades, distritos comerciales o sitios patrimoniales. Mientras que las áreas periféricas cuentan, en el mejor de los casos, con una luz meramente funcional que solo cumple la función de dar luz a una zona insegura.
La mayoría de las veces estos sitios son asumidos como espacios de desorden público que necesariamente deben estar iluminados por cuestiones de vigilancia. Por lo tanto, la iluminación acaba reflejando y reproduciendo tanto las inequidades sociales como la organización de los espacios urbanos.
Siguiendo estos conceptos, el proyecto Social Lightscapes –organizado por Configuring Light de la London School of Economics, The Social Lighting Movement y King’s College, con el apoyo de iGuzzini– nació con la premisa de promover la aplicación de la investigación sociológica en el proceso de iluminación de manera práctica y creativa.
La propuesta fue llevar luz a áreas marginadas y olvidadas; pero no una luz exclusivamente para alumbrar, sino más bien adaptada a las necesidades del espacio y los usuarios que lo habitan.
Mediante este trabajo se buscó lograr un cambio microsocial en las áreas de intervención para el beneficio de distintas comunidades a través de la iluminación. A partir de una serie de talleres regenerativos internacionales, profesionales de la luz trabajaron en zonas desfavorecidas de Londres, Muscat, Roma, Timisoara, Brisbane y París, para transformarlas en entornos más amigables.
Según los coordinadores del proyecto, las estrategias de quienes forman parte de la industria de la iluminación deben funcionar técnica y estéticamente, pero también deben trabajar socialmente para mejorar las interacciones personales y evitar impactos negativos. Es decir: luz no debe sumar a las desigualdades que ya padecen las comunidades.
Antes de su puesta en marcha, el programa impulsó una investigación social para entender qué es lo que determinadas comunidades necesitaban y cómo la luz podía contribuir a satisfacelas. A su vez se preguntó a los habitantes de esas zonas cuál creían era la percepción que otras personas tenían de ellos, arrojándose varias conclusiones sobre los contrastes que existen entre cómo los residentes y los no residentes entienden la vida social en una zona marginal.
A partir de las experiencias generadas en cada ciudad, se consolidó el proyecto en un manual de diseño de iluminación que incorpora metodologías de las ciencias sociales para crear un impacto comunitario a partir de la luz. En este manifiesto se resume a nivel general una visión humanitaria de la iluminación social basada en los siguientes highlights:
_Diseñar ambientes bien iluminados favorece las actividades sociales en zonas residenciales desfavorecidas.
_Se debe involucrar a la comunidad en el diseño de iluminación de sus propios entornos.
_Es necesario educar a las asociaciones de viviendas, equipos de gestión y organismos estatales sobre los beneficios de una buena iluminación.
_Obtener apoyo de la administración pública, urbanistas, arquitectos, paisajistas, iluminadores y diseñadores para promover el uso responsable de la energía dentro de los diseños de iluminación urbana.
Un caso de éxito: la transformación del Ayuntamiento de Recanati
Una de las intervenciones que formó parte de esta iniciativa ocurrió en el entorno del Ayuntamiento de Recanati (Italia), donde se puso en marcha un proyecto de regeneración del parque urbano con iluminación inteligente y diseño paisajístico. Este espacio representa un lugar emblemático para la comunidad, creado en 1937 con motivo del primer centenario del poeta italiano Giacomo Leopardi.
El nuevo sistema de iluminación, diseñado por el tres veces ganador del Oscar, Dante Ferretti, fue desarrollado gracias a soluciones tecnológicas creadas y donadas por iGuzzini. Estas innovaciones transformaron el parque en un lugar interconectado con una luz artificial que magnifica la emoción nocturna de la luz de la luna.
El diseño de iluminación tenía tres objetivos clave: reducir el consumo energético del sistema anterior, aumentar la seguridad y el confort de la zona y diseñar un paisaje nocturno con un espíritu verdaderamente poético. Además, el sistema de iluminación se integró con funciones accesorias de seguridad, conectividad Wi-Fi y tomas de corriente para dispositivos móviles, todo ello instalado en las luminarias.