Si hay un símbolo arquitectónico de Buenos Aires es sin dudas el edificio Kavanagh. Emplazado en la zona de Retiro, frente a la Plaza San Martín, es desde 1999 monumento histórico nacional, pero más allá de sus cualidades formales y constructivas, se trata de una obra que celebra el espíritu de vanguardia e innovación de la ciudad porteña en general y de una mujer adelantada a su época en particular.
El Kavanagh, fue proyectado por los arquitectos Gregorio Sánchez, Ernesto Lagos y Luis María De la Torre en el marco del inicio del movimiento moderno argentino mezclando el art decó con el expresionismo europeo, y reconocido en su época como el rascacielos más alto de América Latina, con 120 m de altura. El mérito no es menor considerando que la obra es contemporánea del Palacio Errázuriz (hoy Museo Nacional de Arte Decorativo) o el Palacio Duhau de fachadas inspiradas en el neoclasicismo francés.
La magnífica obra fue construída en un tiempo récord de 14 meses entre 1934 y 1936 siendo iniciativa de la aristócrata de ascendencia irlandesa Corina Kavanagh que vendío varias estancias para generar un proyecto de rentas con 105 departamentos de de 31 pisos. Ella ocupó inicialmente la unidad 14A del edificio, que contaba con 726 m2
Quienes lo habitan hoy en día son familias de clase alta pero perfil bajo, que buscan arquitectura de valor, identidad local, y contacto con el barrio, que no necesitan piscina, amenities, gimnasio y ni siquiera cocheras.
La Dirección de Patrimonio del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, ha editado un libro sobre el Edificio Kavanagh, que reúne un sólido trabajo de investigación, archivo y relevamiento fotográfico. Presenta cerca de 300 fotografías originales realizadas especialmente junto a imágenes de gran valor histórico y documental. Sus capítulos abordan la arquitectura, el interiorismo y las expresiones de la plástica y de las letras inspiradas por su figura.
La edición ofrece, además, un registro fílmico con drone accesible desde sus páginas.
Hay aspectos de la historia de las ciudades que solo pueden ser conocidos a través de sus edificios. Hay algo de la historia de Buenos Aires, que solo puede ser conocido y comprendido a través del edificio Kavanagh. Se ha sobrevolado sus superficies con gran proximidad para descubrir en su textura, cómo se han impreso en ellas las tensiones internas y externas que las han conformado, configurando al mismo tiempo a la ciudad.
Foto: Emma Livingston
Kavanagh pudo ser en 1934 el futuro de la ciudad de Buenos Aires. Ahí radica su interés histórico. En los escasos dos años de su gestión y construcción, manifestó una proposición, un modelo de producción urbana. Su singularidad es una contingencia: la hipótesis es que Kavanagh dio lugar a un tipo de desarrollo que pudo y debió ser reproducido. Las causas del desvío constituyen ese libro.
Si el edificio planteó incógnita alguna -la revelación de su consistencia o el descubrimiento de sus interiores- aún así logró establecer cierto vínculo con los ciudadanos de Buenos Aires. Este trabajo intenta orientar tal percepción del rascacielos hacia lo que su construcción construyó: un modo de producir la ciudad y un modo de habitarla.
“KAVANAGH” reúne testimonios únicos, textos de investigación y de apreciación crítica e histórica.
Foto: Emma Livingston
Ezequiel Díaz Ortiz que trabajó en la dirección editorial y en el diseño gráfico del libro asi como el Arq Silvio Plotquin, en la investigación nos cuentan su visión del proceso y algunas de sus partiularidades a modo de adelanto:
Ezequiel, venís del mundo editorial y del diseño gráfico. ¿Cuál fue el punto de partida de este proyecto vinculado a la arquitectura y a un edificio tan emblemático a nivel local?
E: El desafío de llevar adelante esta edición fue muy estimulante y a la vez una tarea de gran responsabilidad. Si bien se ha escrito mucho sobre el Kavanagh, este es el primer libro monográfico acerca del edificio que se ha publicado. La propuesta fue lograr un libro sólido en cuanto a la investigación, el material de archivo, la fotografía y el diseño.
Para lograr esto, fue clave el enfoque conceptual y el impulso que le dio al proyecto Guillermo Alonso, como Director de Patrimonio del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, y el equipo profesional que convocó:
Los arquitectos Silvio Plotquin, Mariana Fiorito y Eleonora Menéndez, investigadores y autores de los textos, a quienes se sumaron con sus repectivas colaboraciones, el arquitecto Marcelo Nougués y el Embajador Sergio Baur.
Los fotógrafos: Emma Livingston (interiores), Gustavo Sosa Pinilla (exteriores) y Juan Ignacio Rojas (tomas con Drone)
Más adelante se sumaron a la edición, en diseño y diagramación: las diseñadoras Mailén Brandao, Samira Raed y Sol Severi. Eliseo Hernádez Zuviri en la edición de video junto a la asesoría musical por parte de Sara Llopis Noble. La corrección de textos a cargo de Alicia Di Stasio, Mario Valledor e Isabel Herrera. La traducción al inglés, realizada por Mariana Ábalo.
El trabajo de equipo es un punto a destacar en esta publicación: Interactuamos en todas las áreas profesionales, aportando el uno al otro, cuidando los detalles.
Foto: Emma Livingston
Del Kavanagh se conoce su historia casi de teleteatro entre romance y drama del siglo pasado que generó una obra totalmente excepcional para su época y concebida por una mujer lo que lo hace doblemente singular. ¿Cuánto más de historia familiar hay escondido detrás de ese proyecto que vio la luz en tu investigación? O ¿Cuánto de todo lo trascendido es mito y cuánto cierto?
S: Deliberadamente dejamos de lado todo cuanto se ha escuchado sobre el edificio que no tenga nada que ver con él. Resulta más eficaz entender la oportunidad que representó este emprendimiento: el predio ideal que ya había sido designado en planes previos de urbanización del sector de Retiro y de la Plaza San Martín, la decisión de reconvertir en él la liquidación de otras propiedades de Corina respaldada en dos emprendimientos previos que llevaron a cabo su hermano Diego y el socio de este, Pablo Cárdenas junto al mismo estudio proyectista, Sánchez -que había nacido en Montevideo, Lagos y De La Torre. En todo caso, el coraje de Corina es encomiable. El rol de algunas mujeres en el fomento y promoción de ciertas acciones de vanguardia es notable y debe ser considerado seriamente.
¿Cuáles fueron las fuentes de información? ¿Descendientes o archivos de la familia Kavanagh? ¿Constructores? ¿Propietarios? ¿Municipalidad? Qué aportó cada uno y qué descubrieron en ese proceso?
E: Las fuentes son en mayor o en menor medida las que citás. Fue importante el testimonio de los propietarios y de quienes trabajan en el edificio, que fueron también un complemento para el trabajo de los investigadores.
El relevamiento fotográfico que realizamos fue clave. Hay muchísima gente que sabe de la existencia del edificio pero que nunca ha entrado.
Para concebir el diseño del libro, trabajé en relevar y explorar los recursos gráficos presentes en el edificio desde 1936, año en que se inauguró. Las tipografías de la señalética interna, la sala de máquinas, los ascensores. Y también las publicaciones que se realizaron acerca del Kavanagh en aquellos años.
La elegante sobriedad del edificio y la síntesis de su diseño fueron el punto de partida e inspiración.
Se trata de reproducir en papel esa atmósfera tan particular que produce el entrar y permanecer en el Kavanagh.
Las fotografías de los interiores fueron realizadas por Emma Livingston. Emma trabajó una y otra vez todos los espacios con las distintas luces que ofrece el lugar.
Fuimos juntos recorriendo cada zona. Silvio Plotquin, se nos unió en varias sesiones y ofreció su mirada desde la investigación. También fotografiamos varios departamentos a los que fuimos accediendo por gentileza de sus propietarios.
Los fotos exteriores fueron realizadas ubicándonos en los distintos puntos de la ciudad desde donde se puede ver el Kavanagh.
Gustavo Sosa Pinilla realizó tomas desde al menos diez edificios, incluso desde la emblemática Torre Monumental antes llamada «La Torre de los Ingleses» que se encuentra frente a la estación de trenes de Retiro.
Las fotografías y video con Drone que realizamos con Juan Ignacio Rojas también fueron importantes y aportaron un aspecto novedoso a la edición.
Advertí que no existen fotos de archivo que muestren el remate del edificio en detalle y con la ciudad de Buenos Aires de fondo.
Por eso el Diario Clarín describe a una de estas fotos como «una foto que ya es histórica».
Foto: Emma Livingston
Foto: Juan Ignacio Rojas y Ezequiel Díaz Ortiz
S: Logramos una oportunidad única que fue el consenso de muchos propietarios y su entusiasmo. Eso nos permitió recorrer departamentos e instalaciones como pocas veces antes. Hemos revisado planos municipales y colecciones documentales fotográficas y postales y pudimos contrastar la realidad con sus representaciones en revistas de época, colecciones fotográficas, obra plástica, ensayos históricos y literarios de los que el rascacielos fue ícono u objeto.
El edificio es reconocido por un celo, seguridad y restricciones a la hora de fotografiar sus interiores para preservar intimidades. ¿Cómo negociaron el acceso a algunas unidades ?
E: Silvio Plotquin habla en el libro de la veladura en el Kavanagh.
Naturalmente, un edificio tan emblemático y admirado, con tanta presencia hacia el afuera, es lógico que despierte curiosidad respecto de aquello que pasa en el adentro.
¿Quienes y como viven?
Lo cierto es que si bien el edificio conserva el servicio de mayordomía en su acceso, que en cierto modo pone una distancia a quien lo visita, la privacidad es, en mi opinión, similar a la de cualquier otro edificio.
Para realizar el trabajo fotográfico para el libro quisimos y debimos obtener el consenso de los propietarios. Llevó tiempo, pero contamos con la valoración de la mayoría de ellos respecto a este proyecto y les estamos muy agradecidos.
Foto: Emma Livingston
¿Cuánto duró el proceso de investigación y producción en total?
2 años
Foto: Emma Livingston
El mercado reconoce el valor inmobiliario de las unidades, pero ¿son todos sus residentes conscientes de la excepcionalidad del edificio en que viven?
S: Esa conciencia es creciente, como lo es el compromiso que actualmente muchos ciudadanos asumen con el stock arquitectónico de sus ciudades. La política generalizada de conservación y patrimonio a escala mundial, contribuye a esa posición. La relación del rascacielos con el mercado ha sido fluctuante. La mayor revelación resultaron algunos testimonios del ´35. Muchas jóvenes parejas de Retiro decidieron mudarse al Kavanagh por haber sido testigos del portento de su construcción. Eso confirma que las construcciones en altura y vivir en ellas constituían una apuesta ya incorporada en la cultura del habitar de las capas medias de Buenos Aires. El rascacielos fue y no excepcionalmente fondo de publicidades y reportajes editoriales de moda y actualidad. Los capítulos de este libro proponen la tensión entre la revelación de un edificio cuyo destino es la exposición y la veladura y privacidad que prefirieron siempre sus habitantes. Considerando que las unidades se alquilaron hasta cerca de los 50s y pudieron comprarse y escriturarse a partir del 51 y que las primeras generaciones traspasaron la propiedad de padres e hijos el recambio de propietarios no habría empezado hasta despúes de 1970. No pocos arquitectos comenzaron a mudarse al Kavanagh a mediados de los 80s y durante el menemismo la diseminación de un modo de vida liberal y exquisito lo convirtió en el foco del habitar chic.
Foto: Emma Livingston
Es curioso que haya sido según registros la «primera construcción de viviendas con sistema de aire acondicionado central en la Ciudad» y hoy en día muchos aparatos de aire acondicionado Split afean su fachada…. Mas allá de esto puntual, hay idea de cómo se administra y como es el reglamento de copropiedad de este lugar?
S: Si fue la primera o la última, a los historiadores puede parecerles secundario. También presenta un sistema muy sofisticado para la época, de telefonía interna, transformaba a 220v la energía eléctrica que consumía y eventualemente, trataba el agua potable. Es cierto que muchos propietarios se empeñan desde hace más de 25 años en regularizar y ordenar las instalaciones aparentes en las fachadas y lo logran no sin esfuerzo. Pero Kavanagh pertenece a la metrópolis y muchos de los elementos imprevistos que se han montado en los últimos tiempos, dada la escala del edificio, pasarían a constituir apenas una textura circunstancial. Su consorcio de propietarios funciona desde 1957 y se circunscribe a todas las normas fiscales vigentes.
Foto: Emma Livingston
El edificio es producto de una época de conjunción de disposición de capitales con excelencia técnica. ¿qué detalles constructivos llamaron más la atención al recorrerlo?
S: El edificio es el resultado de un sentido de la oportunidad. Y a esa oportunidad han concurrido la voluntad de su propietaria, de sus proyectistas y de sus constructores. En Buenos Aires, la excelencia se asoció frecuentemente a la búsqueda de un costo mínimo de mantenimiento. Estos edificios consistían básicamente propiedades de titularidad indivisa para renta o alquiler hasta que la ley de Propiedad Horizontal de 1949 permitió la venta de cada uno de los departamentos por separado con titularidades individuales por ocupante.
Sigue existiendo la cámara frigorífica para pieles y alfombras que se dice tenía en su origen el edificio? Qué otras singularidades ostenta?
S: Es un rascacielos enteramente desarrollado para viviendas. Otros ejemplos de Buenos Aires de gran altura, solo ofrecían superficies para oficinas. El Safico de 1932 propone plantas divididas en oficinas pequeñas -como el modelo norteamericano de entonces. El CoMeGa, de 1934, ya ofrece aquello que hoy definiríamos como planta libre, sin divisiones. El criterio de paliers individuales, que requirió 12 baterías de ascensores, es un precedente importante. Los ascensores Otis estaban automatizados de origen. Ya se ha mencionado el sistema de telefonía y conserjería, que contribuía a la privacidad de los habitantes. El sistema de distribución de agua y el de aire acondicionado requirieron salas de máquinas intermedias y en algunos niveles, estas conviven mudamente con las unidades correspondientes. Los equipamientos fijos desde los muebles de cocina a las griferías corresponden a sistemas de mercado pero fabricados a granel lo que permitió características excepcionales como las válvulas de descargas de inodoros laterales, mucho más discretas y operativas que las comunes. Los coloridos revestimientos de piedra nacional en suites y toilettes son el testimonio de un sentido de lujo asociado siempre al confort. Las terrazas de diseño original del equipo del maestro Benito Carrasco ofrecen jardines en altura como pocos edificios de la época. Muchos de estos aún conservan su diseño original. Los testimonios vivos recuerdan una pasaje subterráneo que vinculaba al edificio con las áreas gastronómicas del Plaza. En efecto una servidumbre de altura determina una franja de terreno que ambos edificios comparten a partes iguales justo por debajo del pasaje habilitado ad hoc y que hoy lleva el nombre de su propuetaria.
Foto: Emma Livingston
Está declarado Patrimonio Histórico: Cómo gestionan la preservación? Con fondos propios o el gobierno presta alguna ayuda a nivel tributario por ejemplo?
S: El Kavanagh ostenta el mérito de haber sido un episodio de construcción de un sector de ciudad por particulares. La Ciudad de Buenos Aires ha reconocido al emprendimiento. La propiedad conserva celosa y polémicamente su esfera privada.
Debe haber pocos lugares más espectaculares en BsAs que la terraza de la proa del edificio, pudieron visitarla? ¿Alguna Anécdota?
S: Hemos recorrido el edificio como solo lo conocen sus propietarios…o su jefe de mantenimiento, don Aranda. Por encima del último piso, por encima del sobrerecorrido del último ascensor y del último tanque de reserva de agua, hay un plato de hormigón armado de escasos 5m de diámetro. Sin barandas. Allí nos trepamos para ver a la ciudad de Corina, de Sánchez, de Lagos y de la Torre.
A nivel inmobiliario debe haber lista de espera ¿es así?
S: El Kavanagh representa un modo muy específico de vida. Quienes lo aceptan, aceptan vivir en él. ¿Por qué habría de especularse con una propiedad que, quienes viven en ella, atesoran? Hay habitantes que fueron alumbrados en el mismo departamento en el que hoy viven con sus propios hijos.
Foto: Emma Livingston
Qué propietarios de perfil alto lo habitan hoy y quienes supieron vivir en él?
S: Antes de 1940, Victoria Ocampo mandó averiguar si había un departamento disponible, entre la venta de su proverbial petit hotel moderno en Palermo y su mudanza al chalé solariego de su padre en San Isidro. Que Corina perteneciera a la colectividad Irlandesa significó que alguna de sus amistades visitara el edificio. Corina fue íntima amiga de la Condesa de Mountbatten, cuya existencia rayó el escándalo político y la leyenda. Durante la crisis del Graff Spee, ella misma fue anfitriona de diplomáticos británicos de primerísimo rango. La fotógrafa Sara Facio recuerda haber visitado el rascacielos, justo durante el terremoto de la Provinicia de San Juan de 1944. Esa anécdota es encantadora. El terremoto era el Peronismo en ciernes, que sacudió con todo al rascacielos en años por venir.
Foto: Emma Livingston
Luego de haberlo recorrido e investigado, a pesar de todos los adelantos técnicos e información que hay hoy en dia, les parece que la arquitectura de esa época tiene ejemplos de valor y un encanto que hoy en dia son difíciles de lograr? ¿A qué lo atribuyen?
S: No toda la arquitectura de esa época era la misma y en los capítulos del libro exponemos por muchas razones, que el Kavanagh no fue el primero sino acaso el último de un número escaso de emprendimientos similares. Todo encanto es un sortilegio. Quien se deje hechizar por el Kavanagh participará de su revelación y de su veladura.
¿Qué aporte supone este libro como información o tributo a ese ícono urbano?
E: El aporte del libro es muy significativo ya que no se ha publicado aún otro libro monográfico sobre el Kavanagh.
Desde ya concebimos también al libro como un tributo al edificio, pero sobre todo a la vigencia de ese proyecto.
Es una mirada desde el presente para la posteridad.
Foto: Emma Livingston
S: Para los redactores, este capítulo de la historiografía de Kavanagh subraya la excepción que constituyó su construcción. La conquista metro a metro del total construido, la visión de las autoridades al autorizar sucesivamente la elevación del edificio, la plena conciencia de todos los participantes de que se estaba construyendo un fragmento de la ciudad que se volvía entonces significativo. Kavanagh no solo es único sino que esta solo y espera.
Equipo Editorial:
Dirección editorial: Guillermo Alonso – Ezequiel Díaz Ortiz
Textos e investigación: Silvio Plotquin – Mariana Fiorito– Eleonora Menéndez
Fotografía:
Interiores: Emma Livingston Emma Livingston PH
Exteriores: Gustavo Sosa Pinilla Gustavo Sosa Pinilla
Diseño gráfico: Ezquiel Díaz Ortiz CMYK – Estudio de DiseñoEquipo: Sol Severi Xol Xil – Mailén Brandao – Samira RaedFotografia y Video con drone: Juani RojasPost-producción video: Eliseo Hernandez Zubiri
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El edificio tiene su memoria impregnada de leyendas urbanas que los autores eligieron intencionalmente evadir, centrándose en características edilicias, formales o de vivencias de sus propietarios actuales y es desde esa mirada que el aporte de este libro hace una diferencia con una profundidad de enfoque y desarrollo nunca antes recopilado.
Para el público uruguayo pueden no ser tan familiares esas historias que aún desde su desfasaje con hechos estrictamente históricos se hermanan con el Uruguay. Una de las leyendas alude a una venganza por un amor que no pudo ser, y que habría motivado la construcción del edificio. Aunque hoy el nombre de la obra está asociado a la aristocracia porteña, en los años 30, Corina Kavanagh era considerada una «nueva rica», sin la alcurnia suficiente como para ser aceptada por María Mercedes Castellano de Anchorena, la madre de Aarón Anchorena, su pretendiente. Por la decidida oposición de su madre a este casamiento, Aarón terminó cortando la relación con Corina. y más tarde trasladándose a Uruguay.
Aarón era un joven ambicioso que hizo algo de política usó su estatus y dinero para actividades en el sector agropecuario. A pesar de su pasión por la aviación que compartía con su amigo Jorge Newbery, Aarón cedió ante la presión de su madre que para evitar que volara le adelantó algo de su herencia para que se estableciera en el departamento de Colonia en Uruguay. Allí compró unos terrenos y se dedicó a la producción de cultivos de exportación para comerciar con Argentina y Europa, construyendo una casa de estilo normando tudor, más tarde legada junto a su parque al Estado uruguayo, convirtiéndose en Residencia presidencial.
Con el corazón roto Corina ideó un plan para vengarse de la familia que frenó su unión oficial con quien se cree, fue el amor de su vida.
Los Anchorena vivían en una mansión, conocida hoy como el Palacio de San Martín, sede de la cancillería frente a la Plaza del mismo nombre. En esa época, la mansión miraba de frente a la Basílica del Santísimo Sacramento, construida también por la familia Anchorena, consolidando espacialmente el estatus de la familia.
Corina compró los terrenos libres que separaban la Basílica de la mansión, con el fin de construir una gran obra que truncara la vista de lado a lado, y lo hizo en un plazo de 14 meses. Irónicamente, si hoy alguien quiere mirar de frente la actual basílica del Santísimo Sacramento, debe pararse en el pasaje «Corina Kavanagh» junto al edificio homónimo.
Segun se ha remarcado, Mercedes de Anchorena murió en 1920 y Corina Kavanangh ordenó la construcción en el 1934 lo cual invalida la leyenda.
Sin embargo el edificio por sí solo ratifica y supone un tributo monumental al espíritu pionero e innovador de Corina, que se puso al hombro ese proyecto de escala inusual a nivel continental, en un contexto histórico donde las mujeres no acostumbraban liderar emprendimientos.
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Como puedo comprar el libro del Kavanagh?
Hola Guillermo!
Te sugerimos enviar un mail a ediazortiz99@gmail.com , el editor del libro.
Gracias por leernos!
Muy buen articulo. Me recuerda al Palacio Salvo, esos edificios con historia…Aunque en su estilo se parece al que hay en la esq de ejido y la explanada municipal.
Bonito artículo y precioso edificio.
Por cierto, ¿cómo puedo adquirir el libro en España?
Un saludo
Daniel te sugiero contactes al editor Ezequiel Díaz Ortiz con esa consulta que seguro te orienta, ediazortiz99@gmail.com Gracias!
Así lo haré.
Muchas gracias, Gabriela.
Excelente trabajo , Felicitaciones
Excelentisimo articulo sobre un edificio marvilloso
Magnífica la presentación la que han realizado de ese portento que es el edificio Kavagah.
¡Felicitaciones y muchas gracias!