Intervenciones sobre monumentos urbanos: de camisetas celestes a polémicas virales.

12/06/2018 | Actualidad

El entusiasmo deportivo en el marco del mundial de fútbol de Rusia se palpita en las calles y en Montevideo, un monumento se puso literalmente la camiseta celeste.

Se trata de la réplica de El David de Miguel Ángel (una de las dos copias del original que hay en el mundo) que se encuentra en la explanada de la Intendencia de Montevideo. El trabajo, ejecutado por dos vestuaristas locales, implicó tomar medidas, elaborar las prendas e instalarlas, con andamios mediante, en el cuerpo de la escultura.

La intervención ha desatado en redes reacciones a favor y airadas protestas, incluyendo un pedido de informes en la junta Departamental acerca del monto invertido en esa acción.

Voces que piden coherencia con prioridades de la comuna, precaución con los bienes de patrimonio nacional, u otras que se alegran por ponerle un poco de humor a la ciudad ponen el debate sobre la mesa.

 ¿Pueden ser los monumentos soporte para expresiones artísticas de terceros?

¿Qué condiciones se requieren para se rconsiderado una expresión artística?

¿Es válido usar fondos públicos para ese tipo de intervenciones?

¿Hay formas alternativas de creatividad para difundir el mismo mensaje?

Más allá de consideraciones políticas o de criterios de asignación de recursos para este tipo de intervenciones, es una realidad que  este caso no es precisamente una intervención artística: no hay una intención de resignificación de la obra de arte, ni una provocación de mirada en otro sentido ni una planificación en función de un propósito superior. Es simplemente al decir de Oscar Larroca usarlo como «Percha» de un mensaje o ideología.

En otros casos, sí, el arte es un soporte poderoso para expresar mensajes y así lo testimonian múltiples ejemplos alrededor del mundo. La estrategia en todos los casos debería radicar en establecer los controles exhaustivos necesarios para asegurar la preservación y estado óptimo de cada uno de los sitios afectados, así como instrumentarlo en el marco de procesos planificados, estudiados y revisados desde varias disciplinas o puntos de vista en forma profesional. Usualmente  además (y no solo una realidad local) los monumentos adolecen de presupuestos de mantenimiento y este tipo de intervenciones temporales no colaboran a mejorar esa situación. En el marco de esta realidad uno puede reflexionar acerca de la pertinencia de estas intervenciones que no aportan artística o culturalmente pero sí desvían presupuestos tan necesarios para cuidar esas mismas obras de arte en cuanto a limpieza, iluminación o conservación. En Montevideo tenemos un parque de esculturas en pésimo estado de conservación (ya relevado y descripto acá en nuestro portal) y algunos pueden pensar que las prioridades no están enfocadas en lo que se debe, si bien el razonamiento tampoco puede ser tan lineal en estos casos. Hacer visible el arte en espacios urbanos, asociándolos a actividades relevantes es también un recurso usado ya revisado en esta nota.

Tomamos este evento como excusa para seleccionar lo que ha sucedido al respecto en la ciudad en otras oportunidades y más allá de fronteras.

A nivel local es memorable el ejemplo del artista Diego Masi reeditando en el marco de un festival de intervenciones urbanas, un trabajo que realizó 18 años antes en el monumento del Entrevero en la Plaza Fabini. Se trataba de la aplicación en forma geométricamente ordenada de miles de círculos de vinilo blanco sobre el bronce del monumento. Lo más relevante es que la reedición levantó entredichos de un lado y otro casi en igual magnitud que dos décadas atrás.

En otra oportunidad, la artista plástica argentina Amalia Pica pintó los caballos de estatuas de San Maryin, Bolívar y Oribe de color blanco utilizando pintura de tiza, un material inocuo que fue investigado por los técnicos en restauración del Museo Blanes para no dañar las esculturas. Fue parte del proyecto Encuentro Regional de Arte ERA 07, una iniciativa de la Intendencia de Montevideo .

«La obra materializa el mito popular del caballo blanco del héroe y dialoga con muchas de las pinturas del siglo XIX que se presentarán en la parte histórica de la exposición, en las cuales los caudillos federales aparecen montados sobre caballos blancos. La obra recoge el carácter mítico (y mágico) del caballo blanco y lo instala sobre la rutinaria neutralidad gris del caballo de bronce, vitalizándolo, y dándole un nuevo sentido en la visualidad urbana de los héroes nacionales y regionales», explica el proyecto.

Según se informó, el ejército uruguayo no autorizó a pintar el caballo del monumento a José Gervasio Artigas de Plaza Independencia. La artista explicó que pintar los monumentos no es una agresión, sino «un gesto poético«.

En otra instancia, Alfonsina Almandoz, creadora del blog «Cande down side up» tuvo la idea de colocarle calcetines distintos al «Greeting man» la escultura obra de un artista coreano ubicada sobre la rambla montevideana.  La idea era replicar la acción de «intercambiar zapatos» para ponerse en el lugar del otro en medio de la campaña para concientizar sobre el Síndrome de Down.

En el 2002 para el lanzamiento de Urbana FM,  la gestora cultural Beatriz Souiller y la productora Pepi Goncalvez  con su equipo  actuaron sobre 8 estatuas, (incluyendo al propio David) colocándoles auriculares con el logotipo de la radio.  Los auriculares eran acolchados para no dañar nada. Cada estatua tuvo su propia historia y la repercusión en la ciudad se hizo  notar.

Afuera de fronteras, uno de los pioneros en esto de intervenciones sobre edificios o monumentos públicos con grandes polémicas y difusión global es sin dudas el artista búlgaro Christo (Christo Vladimirov Javacheff) y su mujer, Jean Claude , promotores del «Land Art» una forma de arte contemporáneo que interviene sobre paisajes naturales  pero también sobre edificios y monumentos urbanos de relevancia y gran escala. Una de las reflexiones detrás de sus trabajos es que cuando  se oculta a la vista algo que tiene presencia permanente afloran nuevas percepciones o sentimientos relacionados al mismo.

Suele envolverlos en telas y cuerdas en forma temporal, causando altas polémicas donde quiera que va, si bien hoy en día es reconocido como uno de los artistas de su tipo más relevantes e influyentes. Sus proyectos requieren años de trabajo previo, permisos municipales, coordinación de maquinaria, recursos y mano de obra.

Algunos de esos ejemplos son intervenciones en el Reichstag en Berlín,  y otros de actuaciones en paisajes en forma impactante y en escalas descomunales.

Otros ejemplos se han dado en edificios no menos emblemáticos como la Catedral Notre Dame du Haut de Le Corbusier donde la misma fundación se ocupó de revestirla con gráficos diseñados por el arquitecto generando un paisaje colorido contrastante con el lenguaje del hormigón visto.

Pero el límite entre intervención urbana o expresión artística sobre otra obra de arte es una línea bastante subjetiva. ¿Cuándo deja de ser arte y cuándo es vandalismo?

Un ejemplo perfecto de ello es un monumento representando al ejército soviético en Bulgaria que ha servido de lienzo para gritar consignas tan reiteradamente que la embajada rusa en dicho país ha solicitado a las autoridades búlgaras una mayor protección y vigilancia del lugar para evitar reiteraciones.

En una oportunidad el conjunto estatuario amaneció transformado en una banda de héroes de la cultura pop occidental incluyendo a Batman, Superman, Santa Claus, Ronald Mc Donald y otros con una leyenda:  “In step with the times” (a tono con estos tiempos).

Por su parte, el croata Igor Grubic tiene sus propios «rituales de liberación» y  realiza intervenciones minimalistas en los espacios públicos, especialmente en estatuas y monumentos.

No mucho tiempo atrás, aunque no interviniendo directamente en la obra pero sí cambiándole el concepto y mensaje, encontramos a la «fearless girl«: una escultura de la artista Kristen Visbal, encargada por el colectivo State Street Global Advisors a través de la agencia McCann New York, representando una niña desafiando al Charging Bull  de Wall Street . Una muestra del poder del arte urbano para dar mensajes en forma contundente y replicados globalmente.

Otro habitual en las noticias relacionadas a estos temas es el artista chino Ai Wei Wei.  Sus trabajos, que reiteradamente reflejan mensajes políticos y sociales recurren muchas veces a la reiteración de elementos aplicados sobre edificios símbolo de poder y decisiones. En el 2016, cientos de los chalecos salvavidas naranjas usados por los refugiados para alcanzar las costas europeas (suministrados por la isla de Lesbos en Grecia, receptora de contingentes de refugiados o sus costas bañadas por los salvavidas cuando hay incidentes en el mar con sus embarcaciones) cubrieron por unos días las columnas del Konzerthaus de Berlín, como parte de una instalación en recuerdo a millones de personas que huyen de la guerra, y en el marco de la Berlinale.

 Medellín ha tenido también ejemplos de este tipo de polémicas en el 2015 .

Hay ejemplos que pondrían la piel de gallina al más crítico si observamos las instalaciones del artista belga Arne Quinze, experto en mega exhibiciones temporales, generalmente elaboradas en base a maderas de descarte recicladas.

El desafío es claramente emitir ese mensaje sin dañar el patrimonio en primera instancia y respetando los bienes públicos con obras de carácter temporal que garanticen la devolución en iguales o mejores condiciones que  fueron recibidas. No vemos mal esos hechos en sí mismos pero entendemos que cuando se autorizan debe hacerse en función de un impacto, evento o mensaje que ameriten el despliegue de recursos para instalarlo.

Otro tipo de muestra incluso itinerante es «Red ball project».  Kurt Perschke es un artista que ha trabajado en escultura, video, collage y espacio público. Desde 2006, Red Ball Project ha sido su más reconocido trabajo. Se trata de un gran balón vinílico e itinerante que viaja por distintas ciudades. Hasta ahora podemos contar Barcelona, St. Louis, Portland, Sidney, Arizona, Chicago, Toronto, Abu Dhabi y Taipei .

A través de su gran atractivo y magnetismo, este objeto es capaz de sorprender y atraer las miradas de todos. Siendo interactivo y amigable, permite a cada ciudadano sentirse libre de interactuar con él.

Hoy en día puede usarse la creatividad en ámbitos digitales elaborando campañas no invasivas y con muchísimo menor costo o mayor área de acción, incluso extendido a varios monumentos más siguiendo el ejemplo de un instagrammer: Rich McoCor, artista londinense, conocido como Paperboyo que con solo cortes de papel y tomas de edificios icónicos cuenta sus historias:

 
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