Gabriela Hearst: del rancho familiar en Paysandú a su propia tienda en Madison Ave.

22/11/2018 | Actualidad

Gabriela Hearst: del rancho familiar en Paysandú a su propia tienda en Madison Ave.

22/11/18Actualidad, Ciudades, De Compras | Internacional, Destacados, Moda, New York, Perfiles, Portfolio, Retail

Gabriela Hearst: del rancho familiar en Paysandú a su propia tienda en Madison Ave.

22/11/18 | Actualidad, Ciudades, De Compras | Internacional, Destacados, Moda, New York, Perfiles, Portfolio, Retail

Gabriela Hearst ha recorrido un largo camino desde su infancia en el campo familiar en Paysandú, y su educación en British schools de Montevideo hasta su propia tienda junto al Carlyle Hotel en plena Madison Avenue de Nueva York donde inaugura por estos días su espacio firmado por el Estudio milanés Zari Architects .

El lugar no parece ser fortuito ni falto de planificación: Madison Avenue, es el eje entre Park Ave. y la Museum mile de la 5ª Avenida que concentra la mayor cantidad y calidad de retailers, galerías, restaurantes, servicios y hotelería en estrecha conexión con una comunidad residencial del Upper East side que elige comprar local y es target ineludible de la diseñadora. El Carlyle Hotel, donde se encuentra su tienda está ubicado en ese centro geométrico de poder, glamour y elegancia del alto Manhattan. Y ya hay planes de expansión a Londres y Hong Kong.

Gabriela ha entendido varios conceptos que ha aplicado en cada paso de una trayectoria que se supo construir, posicionándola en la elite del circuito de moda global:

_ El valor del storytelling de una mitología local como mirada específica y diferencial conceptual.

_ El desarrollo de sus propios objetos de culto.

_ Una construcción progresiva y reflexiva de marca que une el lujo con conceptos de sostenibilidad e inclusión de técnicas artesanales de alto valor agregado.

_ Atención a detalles y experiencia de la indumentaria (como bolsillos recubiertos con un tejido de plata para evitar radiaciones de objetos electrónicos).

Gabriela Perezutti creció en el campo familiar en Paysandú entre ganado merino, gauchos y cabalgatas en el paisaje norteño uruguayo, que heredó de su padre y gerencia a distancia con viajes periódicos que sirven como excursiones de exploración e inspiración para nuevas colecciones. Los oficios artesanales regionales y visiones de su tierra natal han pautado sus creaciones desde que aterrizó en la ciudad.

Su primera marca, Candela nació en 2004 con una inversión de 700 dólares luego de experiencias como modelo, asistente en showroom y diseñadores. Probó varios trabajos hasta que la elección era volver a arriar ganado en Uruguay o hacer funcionar algo allá. Decidió independizarse y con un socio, comenzó a vender una serie limitada de remeras impresas con una foto de su madre montando a caballo. Luego incorporaron grifas de otros diseñadores regionales y más tarde llegó su propia colección ready to wear con indumentaria con contrastes que mezclaban texturas como polleras de tul con camperas de cuero o vestidos de seda con cardigans de lana merino que llegaron a exhibirse en la Fashion Week.

En el 2013 se casa con Austin Hearst, heredero del conglomerado de medios Hearst Corporation y decide evlucionar a una versión más adulta, creando la marca Gabriela Hearst. Con ella potenció los materiales y técnicas de cueros o lanas a indumentaria, con un nivel de sastrería y atención a detalles superior.

Sus piezas son usadas por Lauren Hutton, Meghan Markle, Demi Moore y toda la high society y celebridades a nivel global.

Gabriela Perezutti Hearst Foto: Allie Holloway

Es habitual que sus desfiles tengan asientos de almohadones de lana tejida por Manos del Uruguay con descartes de colecciones pasadas y se sirvan empanadas y vegetales grillados.

También trabaja el lado sustentable y consciente de sus productos y al respecto ha ganado también reconocimiento. Afirma que cuando uno diseña algo en forma íntegra y honesta es más probable que sea valorado en forma superior y por ende menos propenso a ser descartado. Es el lujo entendido como el compromiso de alta calidad considerando el pasado, el presente y el futuro.Sus textiles son 99% eco friendly y para 2019 tienen el objetivo de ser plastic-free, un desafío que cultivan a través de una alianza con Tipa, una empresa israelí que hace packaging 100% biodegradable y se descompone y composta como una cáscara de naranja.

Mención aparte requieren sus diseños de carteras: unas joyas que ensamblan cuero, con engarces y broches de metal con nombres de cantantes. Tienen listas de espera para diseños como los de la Patsy Bag inspirado en los contenedores para viandas de las mujeres trabajadoras en minas. Su primer prototipo de la Nina Bag viajó a Paris en octubre de 2015, fabricaron 25, en meses tenían lista de espera de 100 y luego de 1000, casi tan admiradas como las Birkin de Hermes.

Los modelos que siguieron fueron igualmente exquisitos, arquitectónicos con terminaciones perfectas, estructuradas, con un look refinado y con microchips para garantizar autenticidad.

La Nina Bag se vende en Net à Porter por U$S 1995 en cuero y U$S 22.000 en cocodrilo.

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La compañía está en franca expansión y ha contratado al asesor  Giuseppe Giovannetti, que trabajara  previamente con Thomas Maier actual director creativo de la firma Bottega Veneta. Otro lazo con Milán (además del estudio de arquitectura contratado para la tienda de Madison) que seguramente tampoco es arbitrario, con miras a un aterrizaje europeo de la marca.

Su marido, dueño además de una firma de realestate y antiguo inversor de Tory Burch es más que un respaldo pero sin dudas Gabriela no es una princesa de la alta sociedad y sostiene el lema de que “Cuanto más trabaja más suerte tiene”.

Tiene por su lado el mérito no menor de posicionar el apellido Hearst, que trae infinidad de connotaciones de una familia de riqueza exponencial, castillos, o historias de secuestros en los años `70 y hacerlo resonar en el concepto del lujo sustentabe.

Gabriela es hiperactiva, y workaholic si bien reconoce le funciona dividir su agenda en cuatro: una parte para el trabajo otra para la familia, otra para solidaridad y otra para tiempo libre. No sólo es empresaria exitosa sino que gerencia todo lo que hay detrás de ese proyecto de escala global, trabaja en la Fundación Save the Children, cría hijos tuyos, míos y nuestros con su marido en un townhouse de 5 niveles en Manhattan y administra el rancho familiar. Nunca usa maquillaje y su look entre elegante y andrógino sirve además como power look contrastante en el mundo hiper producido en el que debe navegar a diario.

Crece como se dice en Uruguay “despacito por las piedras” con cuidado y conciencia. Siempre que toma decisiones se pregunta “¿Es sustentable?” y “¿Traerá beneficios?”.

Como en sus tiempos de rancho, esto es una carrera de enduro.

 

Fuentes: New York Times, Bazaar, Habitually Chic,Financial Times, Business of Fashion.
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