El puente de la mirada

10/03/2019 | Actualidad

El puente de la mirada

10/03/19Actualidad, Arte / Exposiciones

Cambiar, como brillantemente escribía Henry David Thoreau en el siglo XIX, es, primero que nada, un acto de la imaginación. No seremos libres si no imaginamos la libertad.

De eso se trata el arte esencialmente, de imaginar algo que antes no existía, una hoja, una tela, una pantalla, un espacio en blanco y en silencio, se transforman y devienen algo nuevo, una obra de arte.

Muchos de los cambios de poder más impactantes de este último año en el mundo del arte pueden atribuirse a la protesta popular contra su abuso. #MeToo se volvió viral en medio de acusaciones de abuso por parte del magnate productor de cine Harvey Weinstein, para luego ampliarse a las más diversas protestas que rondan el tema; en el mundo del arte, por ejemplo, el movimiento “We Are Not Surprised” –WANS-, formado a raíz de las reclamaciones contra el editor de la revista Artforum, la más influyente a nivel internacional.

#MeToo dio pie al cambio de más de un sistema, como el nombramiento de curadores, el otorgamiento de premios, las distintas formas de organización de exposiciones. Vuelvo a Thoreau, si podemos imaginar un modelo diferente, podemos hacerlo.

Un ejemplo: la galería londinense Richard Saltoun.

El 1 de marzo lanzó su nuevo programa llamado “100% Women”, que consiste en 12 meses ininterrumpidos dedicados a exhibir obra de artistas mujeres, tanto en su galería, como en ferias de arte, exposiciones digitales, charlas con artistas y colaboraciones externas.

El acto de creación, de dar a luz, no es un campo patrimonio exclusivo de las mujeres, pero en estos días de reflexión sobre el rol de la mujer, nuestra participación en la sociedad, en la política, en la economía, en la cultura, nuestros deberes y derechos, les propongo una breve y personal selección de tres artistas mujeres para mirar de cerca. Al decir de la enorme Ida Vitale en su poema Fortuna:

Descubrir por ti misma

otro ser no previsto

en el puente de la mirada.

Ser humano y mujer, ni más ni menos.

El séptimo arte

Una directora de cine iraní-americana de 25 años, acaba de ganar el premio Oscar por su cortometraje documental “Period. End of sentence”.

Rayka Zehtabchi es una de las pocas mujeres a las que la famosa Academia le ha otorgado el premio por su dirección –si bien es un cortometraje, vale y mucho-.

Zehtabchi aborda el estigma alrededor de la menstruación en la india rural. Sigue a un grupo de mujeres que usan una máquina para crear toallas sanitarias de bajo costo, no solo para obtener su independencia financiera, sino también mejorando la higiene femenina en su pueblo y desarmando un tabú anquilosado en la sociedad. Es una muestra de empoderamiento, de superación, de educación y de feminismo en rincones en donde la menstruación se trata como una enfermedad, como un hecho que deshonra e inhabilita. Ella nos muestra cómo este movimiento de mujeres, sin ser feminista, cobra un protagonismo inexorable en la transformación de su medio y propone de una manera muy sencilla y a la vez cargada de trabajo, persistencia y fuerza de voluntad, otros modos de habitar el mundo, menos desiguales.

El documental de 26 minutos está maravillosamente dirigido. Zehtabchi se acerca a las personas –que se convierten en personajes casi como en una ficción- con respeto y con una frescura poco habitual del género. No puede negar la huella de grandes directores iraníes en su relación con los actores/personas, como Kiarostami, Panahi, los Makhmalbaf o Farhadi. A su vez, el ritmo es dinámico, joven, de un cine más “occiental”.

A recordar su nombre, actualmente tiene dos largometrajes en producción que seguramente darán que hablar.

El documental puede verse en Netflix, este es su trailer:

 

Una mujer concreta

María Freire (Uruguay 1917-2015) es un referente del arte concreto en América del Sur. Pintora, escultora, grabadora, docente, crítica de arte, su obra, extensa y rica como su trayectoria, sorprende por las investigaciones que llevó a cabo, desarrollando un lenguaje propio de figuras abstractas.

Con gran autonomía creativa, forma parte del grupo de Arte No Figurativo, corriente que integra, entre otros, junto a su marido, compañero de vida y arte, José Pedro Costigliolo.

En sus notas autobiográficas* Freire relata: “ Hoy el arte necesita formas que signifiquen y no que representen. Mis trabajos me llevaron a identificarme con lo primitivo y con el arte constructivo nacido en los albores de este siglo XX mediante la unión del constructivismo ruso y el neoplasticismo holandés. Un arte que no ha dicho aún su última palabra, convirtiéndose en una fuente abierta de investigación.”

Su producción recorre distintas etapas en la abstracción, ordenada en series. Se caracteriza por los fondos planos sobre los cuales construye el espacio pictórico con delicadas formas geométricas o líneas diagonales, a formas sígnicas de gran dinamismo que se organizan en bandas y están desprovistas de un significado específico. En su cuerpo de obra el color y la forma son elementos primordiales de constante experimentación.

Su obra rupturista, su carácter indómito, y su presencia activa en la entrega de conocimiento la hizo trascender, mediante una creación única y clave para entender las formas en las que se preparaba el nacimiento del arte contemporáneo en Uruguay.

Su obra reside en colecciones de todo el mundo, desde el MoMA, el Malba, el Reina Sofía de Madrid al Museo Nacional de Bellas Artes entre otros. Allí justamente podrá verse obra de Freire hasta el 26 de mayo en la exposición “Irreverentes”, junto a obras de Sonia Delaunay, Selva Delgado, Linda Kohen, Ana Mercedes Hoyos, Hilda López, Amalia Nieto, Liliana Porter, Petrona Viera y Carla Witte.

  

La mujer araña

El mundo de Louise Bourgeois (Francia 1911-2010), compuesto de obsesiones, paranoias subconscientes y monstruos imaginarios, está a medio camino entre la mitología y la verosimilitud, un equilibrio inestable entre la emocionalidad y la racionalidad.

Bourgeois se definía como escultora, que, de forma abstracta o figurativa, desarrolló un trabajo autobiográfico en base a la memoria, a su infancia, transfigurando esas fuentes en un universo frágil y potente donde la sexualidad, la feminidad y las relaciones familiares emergen continuamente.

Trabaja con la imagen del cuerpo de la mujer como vehículo para expresar ideas y conectar con el mundo exterior, pero también llegar a lo más profundo de su propia psique. Su acercamiento al cuerpo femenino ha sido muy diverso: lo ha concebido como un arma, lo ha relacionado con la naturaleza o con el mundo animal, y ha entendido el mapa humano en el terreno de lo inconsciente.

En 1982 se inaugura Louise Bourgeois: Retrospective en el Museum of Modern Art de Nueva York. La exposición, curada por Deborah Wye, es la primera retrospectiva de una artista mujer en ese museo.

La figura icónica de su obra es la araña.

Bourgeois escribió: “La araña es una oda a mi madre. Ella era mi mejor amiga. Como una araña, mi madre era tejedora. Mi familia tenía un negocio de restauración de tapices y mi mamá estaba a cargo del taller. Como las arañas, mi mamá era muy ingeniosa. Las arañas son presencias amigables que se alimentan de mosquitos. Todos sabemos que los mosquitos transmiten enfermedades y, por lo tanto, son indeseables. Así, las arañas son útiles y protectoras, tal como mi mamá”.

Araña plantea una imagen ambigua: bajo el aspecto amenazante de un arácnido de dimensiones monstruosas se esconde una alusión a la araña como protección contra el mal, como benefactora que se alimenta de insectos trasmisores de enfermedades. En la escultura es evidente la idea de cobijo, ya que la araña configura un espacio interno (así como la tela de araña es trampa alimenticia y espacio de vida). Pero para Bourgeois, el animal alude sobre todo al arquetipo de la madre, paciente, limpia, trabajadora e indispensable. La aguja presente en la escultura aporta la clave biográfica: la madre de la artista era restauradora de tapices, profesión que, en buena medida, explica el surgimiento en su imaginario de la araña como metáfora de una madre que teje, en palabras de la artista, «el hilo de la vida, el hilo de araña que la madre corta».

Les dejo una reflexión final en palabras de la propia Louise Bourgeois:

El arte es una garantía de cordura. No dije que fuera “la” garantía de la cordura. Hay muchas otros El arte es solo una forma de alcanzar el equilibrio, para convertirse en una persona sociable.”

Mercedes Sader

Mercedes estudió curaduría y crítica de arte en Node Center for Curatorial Practices en Berlin y en Sotheby’s Institute of Art.  Es miembro de ICI (Independent Curators International), Productora de cine y Directora de Black Gallery, galería de arte contemporáneo, Pueblo Garzón, Uruguay.

 

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