Los museos, entidades sacrosantas en el siglo pasado deben lidiar en éste con innumerables estímulos y formas de difusión del arte en varios ámbitos y formas. Esa multiplicidad de canales de difusión no siempre se traduce en calidad de la misma con lo que muchos a nivel global han decidido tomar cartas en el asunto y aggiornarse en formas creativas.

El Rijksmuseum de Amsterdam, organiza todos los años un concurso de ideas llamado Rijksstudio, consistente en un llamado a desarrollar diseños que se inspiren en la colección del mismo. 2600 participantes envían propuestas que oscilan entre performances artísticas, danza, lentes de contacto o packing de condones.

Con premios que van de los 1.000 a los 10.000 euros, hay tiempo hasta el 21 de abril y admite postulaciones internacionales, y tiene una instancia de voto online del público. Rijksstudio es posible gracias a los fondos propios del museo y aportes de la Lotería holandesa. La aplicación, además de ser extraordinariamente interactiva, divertida e informativa da chances de ingresos al museo mediante reproducciones que se editan y solicitan online y pagan con tarjeta de crédito. Asimismo es un extraordinario vehículo de difusión al poner a disposición un gran banco de imágenes con el que los usuarios pueden crear, compartir en redes, (#rijksstudio) ,  imprimir, votar o concursar por el premio.

Este es un ejemplo  de tantas inciativas que los museos bien gestionados ponen a disposición del público abriéndose, divulgando su contenido extramuros y haciéndose eco de tendencias y costumbres de los jóvenes.

Una reflexión acerca del potencial que tiene el arte local para generar una iniciativa de este estilo…(aunque no estoy muy segura de cuánto más merchandising puedan soportar los estilos de Torres Garcia o Páez Vilaró)

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