Anni Albers: el modernismo textil del siglo XX se diseñó en sus telares en la Bauhaus
Dominado el antiguo oficio de telares pero proyectándolo al futuro mediante el arte moderno, Anni Albers (nacida Annelise Fleischmannes, nombre previo a su casamiento con Josef Albers) es una de las máximas exponentes y estudiosas de los materiales, referente indiscutida para todo diseñador textil contemporáneo.
La Tate Gallery, alineada con la celebración de los 100 años de creación de la Bauhaus exhibe en sus salas, hasta el 27 de enero la muestra «Anni Albers» y Fernanda Pallares estuvo allí recorrriéndola. Muy bien armada, con una cronología desde sus comienzos en Alemania y luego de su emigración a USA, su trayectoria trabajando con empresas americanas como Knoll que multiplicaron su obra a nivel industrial masivo, muestras de telas y materiales usados, junto a telares explicando técnicas en un despliegue además multimedia que empapa de su carrera y significancia 100 años después de sus comienzos.
Annie no tenía la intención de trascender en la industria textil cuando ingresó en la Bauhaus.en 1922 En esa época la escuela dirigida pro Walter Gropius tenía una convocatoria grande y rupturista en las opciones para jóvenes estudiantes pero se daba el hecho de que los hombres eran canalizados hacia los talleres de arquitectura y las mujeres a loss de artes decorativas. A medio camino entre una poítica de diversificación y equilibrio de matrículas y algo más creíble dada la diferencia de género en ambas disciplinas, una preferencia masculina al menos desde la dirección para orientar alos hombres hacia las disciplinas más técnicas y menos manuales, fue este obstáculo del destinoo que Anni usó a su favor para posicionarse en lo que le tocó en suerte, superando a muchos en la Academia.
Como tantas otras, Albers ingresó en la Bauhaus con la intención de formarse en pintura, pero la política de la escuela solo le permitió entrar en el taller textil. Influenciada por su profesor Paul Klee, su estilo era reproducido en sus telares en formas tan innovadoras que incluso su trabajo de graduación consistió en un tejido insonoro, reflectivo y lavable (realizado con algodón y celofán) para una sala de conciertos.
Más tarde conoció allí y se casó con Josef Albers, con quien recorrió Europa cuando los nazis cerraron la escuela en 1933 por considerarla un centro de subversión. Viajaron a USA invitados por Philip Johnson y trabajó para empresas como Knoll y Rosenthal.,
En esa época, Anni dio clases, escribió libros y fue la primera mujer en tener una exposición moográfica en el MoMA de Nueva York.
Su obra sin dudas es referente en el escenario del diseño textil del siglo XX e influyente e inspirador para las siguientes generaciones.
Es allí en Estados Unidos donde hoy en día la Fundación Josef & Anni Albers en New Haven, Connecticut, custodia el legado de ambas figuras