Algas, hongos, y bacterias: el diseño vivo que es tendencia
Ya sea en diseño de modas, de interiores, o industrial, la búsqueda por materiales alternativos e innovadores es una constante que no sólo ayuda a que las industrias evolucionen, sino que además siempre trae resultados interesantes. ¿Pero saben cuáles son las tendencias en cuanto a materiales que hoy día imperan en las industrias creativas? Lo cierto es que la respuesta es tan simple y compleja como la propia vida. Lo que está de moda son las materias primas vivas.
En los últimos tiempos, dado el contexto global del que todos estamos al tanto (que el mundo se nos está agotando, básicamente), la tendencia es hacia la sustentabilidad y el consciousness, y la innovación por ende, está dada hacia las tecnologías más efectivas y hacia los materiales más amigables, tanto con la naturaleza como con nosotros mismos. De ahí que las materias primas nobles, orgánicas, o ecológicas, sean ahora un boom. Cada vez es más común el uso de materiales como el cuero de origen vegetal fabricado por ejemplo con celulosa de hojas de ananá o piña, o la seda realizada a partir de cáscara y jugo de naranja, que surgen como subproductos de distintas industrias y son alternativas más amigables con el ambiente y la gente que las trabaja. No es de sorprender entonces que incluso las grandes marcas se estén lanzando a probar con ellas, como lo demuestra la última colección Conscious Exclusive 2019 de H&M, que pudimos ver en Uruguay en la tienda de Montevideo Shopping con todas estas telas novedosas.
Sin embargo, la última tendencia en cuanto a innovación material va aún un paso más allá en su apuesta por la naturalidad, y lo que se está imponiendo ahora es experimentar en lo que se conoce como “diseño vivo”. La creciente presencia del mundo digital en nuestra vida cotidiana ha provocado la necesidad de crear espacios donde el contacto, el ensayo y el juego alquímico son clave, poniendo así el concepto de laboratorio, con microscopio y todo, en la cima de la moda, aunque siempre con un enfoque crítico.
Un ejemplo de ello es el de “BioCouture”, un proyecto que tuvo sus comienzos como una investigación académica y que hoy se ha convertido en unos de los recursos abiertos de innovación materica más importantes de la actualidad. El proyecto encabezado por Suzanne Lee se dedica principalmente a investigar y generar nuevos textiles a base de té verde, azúcar y el SCOBY de la kombucha (sí, eso mismo que también está tan de moda beber, que no es ni más ni menos que una simbiosis de bacterias, levaduras y otros microorganismos), que al fermentar por el tiempo y la temperatura correcta producen fibras 100% de celulosa, las cuales pueden ser utilizadas de diversas formas, ya sea como textiles para objetos o para confeccionar ropa.
El origen natural y la capacidad de biodegradarse de estas prendas es lo que las vuelve tan atractivas y revolucionarias en el mundo de la moda. Y si bien aún se realiza a una muy pequeña escala, Biocouture prevé crear una plataforma donde proporcionar recetas, métodos, documentación y herramientas para permitir el uso generalizado y el intercambio a nivel global, con el objetivo de que en un futuro se vuelva una práctica común y extendida. ¿Se animarían a producir de esta forma su propia vestimenta, criando los textiles en casa?
Otra prueba de que los microorganismos son tendencia son las recientes “Bacteria Lamps” del diseñador industrial Jan Kingler, que básicamente se trata de lámparas LED decoradas mediante cultivos de bacterias, levaduras y hongos que el diseñador recolecta, alimenta y deja crecer en un disco de resina entre 24 y 48 horas, produciendo los más alucinantes colores y texturas derivados de patrones microbiológicos. En un futuro, estos diseños podrían hacerse a medida, utilizando muestras de hisopos que el diseñador enviará a los clientes para crear lámparas personalizadas y únicas a partir de ¡sus propias bacterias!
La diseñadora chilena Margarita Talep, por otra parte, ha creado una alternativa sostenible y biodegradable a los empaques plásticos de un solo uso, utilizando materia prima extraída de algas que se mezcla con agua y tintes naturales extraídos de las pieles de frutas y verduras. La versatilidad del material derivado de algas es que tiene el potencial de generar muchos tipos diferentes de bioplásticos, algunos más rígidos y otros más flexibles, variando las cantidades de los ingredientes según la consistencia deseada del producto final, que se vuelve similar al papel o al plástico delgado una vez seco. Así, la diseñadora ha logrado crear desde paquetes para fideos hasta bandejitas símil plástico para almacenar donas. ¿No es genial?
Y no queríamos dejar de lado la colección de artículos de tocador “Soapack” de la diseñadora Mi Zhou, en la que cada producto, incluido el packaging, está hecho con jabón a base de aceite vegetal teñido con pigmentos de plantas y minerales, los cuales una vez vacíos pueden desintegrarse y desaparecer simplemente con agua. Mientras tanto, se utiliza una capa delgada de cera de abejas para revestir las botellas por dentro para que sean impermeables y evitar que el contenido líquido las disuelva antes de que se agoten.
De esta forma, los usuarios pueden mantener las botellas de en un lugar seco para preservarlas o dejarlas que se derritan en contacto con el agua y el uso diario. Este tipo de diseño, por lo tanto, no solo es ambientalmente una solución, sino que también está pensado para que nos replantemos nuestra relación con los empaques y su utilidad en el mundo: el empaque tiene tanta vida como el producto que usamos, desintegrándose y muriendo junto con éste. Conceptualmente, lleva la idea de diseño vivo un paso más allá, y además, ¿no se ve increíble?
No hay dudas de que el diseño vivo es tendencia en todas las áreas creativas, y que sea como producto o como packaging, es una solución novedosa y alternativa a las tradicionales, que ya no se adecuan a los tiempos, recursos y necesidades de hoy . ¿Será que nuestro futuro está en algo que hemos dejado tan de lado como los hongos y las bacterias? ¡Aplausos para quienes se animan a investigar estas propuestas tan originales!
Via Sofía Dinello (Flur Magazine)