Alejandro Aravena: El Pritzker sorpresa

14/01/2016 | Actualidad

Que en épocas de despliegues urbanísticos centrados en grandes firmas y desarrollos inmobiliarios para público de alta gama (usualmente subhabitados a posteriori),  el Premio Pritzker de arquitectura (máximo galardón mundial en esta disciplina) mire a Latinoamérica y sea para  el chileno  Alejandro Aravena no es un tema menor, y puede tener varias lecturas, esperemos para hacer reflexionar al establishment acerca del valor de la finalidad de la arquitectura y su contribución real al mundo en que vivimos.
Así como los Oscars no garantizan una buena película, el premio es foco de debates acerca de producciones arquitectónicas y gestiones de estudios, pero más allá de críticas y debates, lo cierto es que Aravena, junto a Klotz y Radjic conforman cierta ruptura en el panorama chileno y su percepción a nivel internacional. Con miradas centradas en el usuario y soluciones reales de aportes a la sociedad, tienen mucho que decir de la gestión y roles de la profesión y su resposabilidad civil como agentes de cambio.
Alejandro Aravena (1967) está graduado en la Universidad Católica de Chile. Del 2009 al 2015 fue miembro del Jurado del Premio que hoy se le otorga, y fue nombrado International Fellow of the Royal Institute of British Architects. Posteriormente se trasladó a Italia donde estudió Historia y Teoría en la Università IUAV de Venecia y grabado en la Academia di Belle Arti de la misma ciudad; entre 2000 y 2005 se desempeñó como profesor visitante en Harvard y ha dado clases en el London School of Economics, donde es miembro del Consejo Asesor del Cities Centre. Sus obras van desde edificios educacionales a viviendas privadas y multifamiliares, dentro de las cuales destaca la labor que ha realizado como parte de Elemental, cargo que lo llevó a dirigir la reconstrucción de la ciudad de Constitución después del terremoto de 2010, gracias a lo que obtuvo el premio Holcim Silver Award por su contribución en construcción sustentable. Recientemente ha alcanzado un nuevo logro al ser nombrado Director de la Bienal de Venecia 2016, evento en el que ya había participado en ediciones anteriores como expositor, llegando a obtener en 2008 el León de Plata por Elemental, como el arquitecto joven más prometedor.
Hoy es el galardonado nro. 41 del premio que otorga la Fundación Hyatt anualmente, y el 3o latinoamericano, Luego de Paulo Mendez da Rocha y Oscar Niemeyer.
De hecho Chile en general viene dando ejemplos varios de arquitecturas que trascienden fronteras a fuerza de intervenciones en distintos ámbitos, reseñadas algunas en este post hace unos meses justamente.
Pero en este caso en particular, hace rato que viene teniendo mucho que decir : entre los premios que ha recibido se cuentan, entre otros, la Medalla de Arquitectura Erich Schelling 2006 (Alemania), el Premio Avonni a la Innovación 2009 y el Premio Marcus de Arquitectura. Y ahora,  el  Pritzker. 
Es de los primeros relevantes en realmente trabajar en pos de soluciones concretas habitacionales para sectores carenciados, y que se lo haga resaltar al mismo nivel que otros más volcados a sectores corporativos reiterados hasta el cansancio en miles de especulaciones inmobiliarias que resuelven poco y generan muchos problemas urbanos es bien inusual y una luz de esperanza para contribuir a la reflexion del camino real que debe tomar la arquitectura y el rol de los profesionales frente a las necesidades humanas que hacen a un derecho básico como la vivienda, con miles de áreas no atendidas de actuación posibles.
Aumque él mismo haya sido tapa de revistas y formado parte del jurado del premio hasta el año pasado, ha definido que  su profesión debe recuperar el peso social y alejarse de la irrelevancia.
Con 48 años de edad, Aravena no sólo presenta una nutrida producción de obras privadas, públicas y educacionales en Chile, Estados Unidos, México, China y Suiza, sino que ha logrado construir más de 2.500 unidades de vivienda social, involucrándose en el ámbito de las políticas públicas habitacionales y tomando las reglas del mercado como una oportunidad de generar un impacto real y de gran alcance.
 Facultad de Medicina
 Zócalos Turísticos y miradores
 Torres siamesas en un campus universitario

En una muy interesante entrevista para El Pais de Madrid expresó: «Hemos estado marcados como profesión por tratar de responder a problemas que les interesan solo a otros arquitectos. Hemos sido poco entrenados a que nuestro punto de partida quede fuera de la arquitectura. Quizá por una especie de anticipación a garantizar un resultado pulcro, escultórico, hemos llegado a pensar que si la solución no se ve de origen puede que no llegue a hallarse. El precio que hemos pagado por esa manera de trabajar es el de la irrelevancia. No nos llaman para que nos encarguemos de ningún tema duro. Cuando hay una piedra en el zapato no se llama al arquitecto. “Como no tenemos tiempo ni recursos… Cuando los tengamos les llamaremos”. No es el caso de los economistas, los abogados o los ingenieros, a los que se recurre más cuanto mayor es el problema.»

Y en otro pasaje: 
 El Pritzker siempre ha prestado atención a las modas. ¿Teme que la arquitectura humanitaria sea, como el deconstructivismo, otra moda?
Relacionar éxito y culpa es algo a evitar en un país ultracatólico como Chile. Cuando nos anunciaron el premio sentimos libertad. Ya no tenemos que probar nada a nadie. Lo vivimos como un quitamiedos para acercarnos a ámbitos que podían asustar por desconocidos.
                                                             Facultad de matemáticas
 Colegio Montessori
Cuando le consultaron por la construcción de viviendas para 100 familias en Chile hace 10 años, Alejandro Aravena buscó una inspiración inusual: la sabiduría de las favelas y los barrios marginales. En lugar de construir un gran edificio con unidades pequeñas, construyó mitades de casas flexibles que cada familia podría ampliar. Era un problema complejo, pero con una solución simple… a la que llegó trabajando con las propias familias. Con una pizarra e imágenes de sus diseños, Aravena nos guía a través de tres proyectos en una charla Ted acá, en los que un replanteamiento inteligente conduce a un diseño interesante. Claro que la estética de viviendas sociales en Latinoamérica no es comparable con mismo programa en Europa por ejemplo..
 Vista del antes y despues de la intervención de los ocupantes

Autor de  numerosos proyectos de viviendas incrementales –en las que en lugar de recibir un piso terminado el cliente obtiene una casa capaz de crecer cuando su economía lo permite-, Aravena y sus cuatro socios -Gonzalo Arteaga, Víctor Oddó, Juan Cerda y Diego Torres- han demostrado con sus diseños urbanísticos y sus viviendas sociales una preocupación por las ciudades y por la humanidad que, ciertamente, habla de una nueva dimensión de la profesión.

De hecho asi surgio elemental, un día en Cambridge: «Se podría decir que el inicio de Elemental fue cuando (Andrés) Iacobelli preguntó: ‘Parece que la arquitectura chilena está pasando por un muy buen momento, con mucho reconocimiento internacional. Si es cierto que la arquitectura chilena es tan buena, ¿por qué la vivienda social es tan mala?».
«Alejandro Aravena personifica el renacimiento de un arquitecto comprometido con la sociedad. Tiene un profundo conocimiento de la arquitectura y la sociedad civil, como se refleja en sus escritos, en su activismo y en sus diseños. El papel del arquitecto está siendo desafiado para servir mayoritariamente a necesidades sociales y humanitarias, y Alejandro Aravena ha respondido a este desafío de forma clara, plena y generosa», manifiesta el acta del jurado.
Pero no todo es vivienda social, también hay tiempo para trabajar con Sanaa en nuevos edificios para el campus de Vitra, u otros corporativos para Novartis, residenciales, etc.

También recordamos la «chairless seat» presentada en una edición d ella Feria de Milán,  inspirada en las tribus nómades:una banda alrededordel cuerpo que retiene las piernas y oficia de silla virtual.

Con Aravena el Pritzker envía un mensaje casi contrapuesto al que ha lanzado en otros tiempos. El propio arquitecto explica a EL PAÍS, desde su estudio en Santiago, que su profesión debe recuperar el peso social y alejarse de la irrelevancia.
Personalmente le daría el premio si es cierta su aseveración en una nota a Vanity Fair de que «no es un workaholic, nunca trabaja los fines de semana ni despues de las 7Pm y almuerza todos los días en su casa».
En todo caso, sirva para empujar el avance en calidad de obras latinoamericanas, sus influencias regionales y el intentar llegar con mejores ideas y diseño para hacer una diferencia en la vida de mucha gente. Aprovechemos entre Papas, Messis etc, el que Latinoamérica esté de moda, y de paso , educación mediante, hagamos que lo sea por algo de calidad y no solo por pintoresquismos o demagogias locales. 
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