Cuando se acerca fin de año, y más allá de toda la
maquinaria consumista que a uno le ponen encima, me gusta pensar en que es una
época para evaluar, reinventarse , bajar la pelota al piso, como decimos
habitualmente y poder tener ese
tiempo de vacaciones, disfrute en familia, aire libre, desconexión de las
rutinas y obligaciones y volver a disfrutar de todo lo que en el resto del año
parece que cuesta mucho más preservar. Al menos acá en el sur, el tiempo lindo,
las miles de actividades con amigos que surgen, el olor de los jazmines el ambiente de
fiesta ayudan a  ir aflojando el ritmo y
obligaciones. Mi marido dice que es su época de calzarse las bermudas y
sacrselas cuando se reintegra al trabajo, es su símbolo de que está
“oficialmente de vacaciones” . Para mí lo es el tener la mesa de luz y cuanto
lugar de la casa , lleno de libros en cola de espera para leer , e irlos
consumiendo en esos días. No importa si estoy en un balneario , en casa o de viaje (si es playa, si es urbano, leo mapas y reseñas de lugares only!) . El resto del año leo mucho, pero cosas más vinculadas
a la profesión, mas en formatos digitales, más revistas que libros. Acá salen
los libros de 500 paginas, de papel, las biografías , o temas que me interesan
y quiero disfrutar con otros tiempos que son los de «me paso toda la tarde debajo de un árbol a
la sombra escuchando pajaritos en una reposera viviendo la vida de otra persona
en 400 paginas»….nada más lindo.